En las últimas semanas los medios de comunicación han informado de diferentes agresiones sexuales a menores, realizadas por manadas de menores, circunstancias que han provocado una gran alarma social, sin precedentes. He sido entrevistado en diferentes medios de comunicación, en webs y en RRSS que han solicitado mi opinión para buscar un poco de luz en este drama: ¿Cómo es posible que un grupo de menores, casi niños, violen salvajemente a una niña, lo graben y lo suban a Internet? Una pregunta terrible que muchas personas se plantean.
Esa noticia hizo que publicáramos un artículo sobre la empatía y la compasión, que tuvo una acogida extraordinaria.
En otro artículo hemos hecho referencia a algunas de esas entrevistas. Clica aquí, si quieres conocerlas y aquí. Te invito a ver la extensa entrevista de más de 70 minutos que me hace informativos.net, en este enlace.
En esta ocasión, cito la última entrevista que me ha realizado Marisa Paredes en EL ESPAÑOL, un amplio reportaje que te invito a leer. Un artículo periodístico, que analiza en profundidad algunas de las causas de las agresiones sexuales, centrándose en particular en el consumo de pornografía violenta. Un grave problema de salud, con diferentes implicaciones de toda índole, que afecta a un grupo amplio (e inaceptable desde todo punto de vista) de niñas y a sus familias.
Ya he dicho en otras ocasiones, en diferentes artículos de este blog y en mi programa TUS HIJOS VEN PORNO, que dado que no se abordan las causas estructurales, este drama brutal seguirá en aumento. Según datos del Ministerio del Interior, ha habido un total de 2.691 agresiones sexuales en grupo en España desde 2016, si bien se estima que es solo un mínimo porcentaje de lo que ocurre en realidad, que ni se comunica, ni mucho menos se denuncia.
Sobre la violencia sexual en menores también hemos escrito aquí. Desde una perspectiva más general referido a las agresiones sexuales, hemos publicado varios artículos.
Lamentablemente, la alarma social es pasajera y dura lo que dura la lectura de la noticia… hasta la siguiente, que no tardará en llegar.
Mientras no se apueste por la capacitación específica de niños y niñas desde la enseñanza en educación primaria, hasta la universidad, poco avanzaremos.
Pues bien, de la entrevista citada, publicada en EL ESPAÑOL, extraigo algunos párrafos de mi intervención.
La periodista se hace eco de la importancia del curso universitario, original y pionero en todo el mundo, que estamos llevando a cabo, junto a un nutrido grupo de profesoras universitarias, Experto en Prevención de los Efectos de la Pornografía en la Salud Afectivo-Sexual, de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) -clica aquí si quieres conocer más- para destacar alguna de las consideraciones publicadas en la interviú:
“La sociedad, por no atender al aprendizaje del hecho sexual en los menores, va a pagar un precio muy caro: tenemos un tsunami encima que va a transformar la conducta sexual de una generación entera, derivado del consumo de pornografía violenta”.
Así, el experto señala que muchos niños empiezan a consumir pornografía entre los 6 y los 10 años, “y que una cuarta parte de los jovenes podría ver entre mil y cinco mil horas de porno violento, con el que se excita”. Esto último cobra especial importancia porque “al excitarse y obtener placer se confiere a lo que se está viendo un valor extraordinario en un cerebro aún en construcción”. Un adolescente, remarca, no tiene la misma capacidad de un adulto para decidir.
Son varios los aspectos inherentes a la pornografía que preocupan a José Luis García y otros especialistas del ramo. El primero de ellos es que la industria ofrece un modelo de sexualidad que juzgan como perverso: “Por ejemplo, es muy fácil tener relaciones sexuales. Ningún hombre da la vuelta, por así decir, al final siempre logra su objetivo, que es penetrar por boca, vagina o ano a la mujer”.
En esta misma línea, García apunta a que el famoso ‘No es no’ (polémica jurídicas aparte) se convierte en el porno en una suerte de ‘No es sí’: “El mensaje que traslada este modelo es que a las mujeres les gusta que las fuercen, porque al final se acaba convirtiendo en una loba sexual que le da placer al varón. El consumo de estas películas altera la empatía y la compasión, de manera que los hombres ven en las mujeres una especie de trozo de carne donde eyacular“. Por último, reseña que en la industria del porno de forma mayoritaria se promociona un sexo sin condón, con el riesgo que eso conlleva de aumentar las infecciones sexuales y embarazos no deseados.
El panorama que este experto en sexualidad describe es desolador. Por ejemplo, relata cómo a menudo “a los hombres les excita ser violentos, y a las mujeres ser sometidas“, lo que provoca que “conductas como la penetración anal o la felación” se conviertan “en indispensables para una pareja joven”, de lo que se deriva que “muchas niñas de 13 y 14 años tengan relaciones sexuales sin placer y con dolor porque eso es lo que le gusta al chico del que están enamoradas, porque sus amigas dicen que también lo hacen, y porque en el porno es muy fácil”.
Por todo ello, lamenta que una dimensión humana positiva, como es la sexualidad, en muchas ocasiones se convierta en una experiencia desagradable, traumática y dolorosa.
Entrando en el terreno de los delitos sexuales, para el especialista no hay duda de que la pornografía influye, y mucho, en el incremento de casos de abuso y agresión que se produce año tras año: “Si un niño ve cinco mil horas de porno donde el hombre agrede y veja a una mujer y eso le excita, lo más probable es que cuando tenga una experiencia sexual concreta vaya a buscar eso mismo, porque además es probable que sólo le excite eso”. Aun así, aclara que “las agresiones sexuales son un fenómeno complejo con varias causas”, pero en su opinión “una de ellas es el consumo abusivo y precoz de pornografía violenta en ausencia de educación sexual”.
Si quieres leer la entrevista y el artículo citado en su totalidad, clica aquí.