Algunas instancias judiciales comienzan a dar la voz de alarma. Denuncias de familias cuyos hijos adolescentes son chantajeados y acosados por sujetos sin escrúpulos que se aprovechan de que el joven consume pornografía. Cuando estos organismos oficiales advierten de tales hechos, cualquier ciudadano avezado sabe que es una señal inequívoca de que el problema ya está extendido, en virtud de que las denuncias, aunque pocas, son representativas de la gravedad de la situación. Ocurre también, por ejemplo, con los abusos y agresiones sexuales, solo se denuncian un porcentaje mínimo de los casos.
La pandemia ha complicado el tema ya que, según la fiscalía española, el incremento de los delitos relacionados con el acoso sexual en las redes, en particular el denominado ‘grooming’ (acoso y abuso sexual on line) habría aumentado nada menos que un 178%.
En cualquier caso, el consumo de pornografía sigue cosechando riesgos para los más vulnerables, los menores. Depredadores sexuales y ciberdelincuentes están al acecho para hacer de las suyas. Este fin de semana, nos entrevistó María Jesús Pascual periodista del rotativo EL NORTE DE CASTILLA, para la realización de un extenso documento de tres páginas sobre este problema, a partir del incremento de denuncias en los juzgados. En nuestro caso, señalamos en la interviú algunos de los aspectos que mayor interés tienen en esta problemática

La reportera tiene en cuenta la opinión de diferentes expertos en otras tantas áreas disciplinares. Como es sabido se trata de la punta del iceberg de un verdadero y devastador problema que afecta e implica a toda la familia y que, no tengo dudas, irá a más.
Por ejemplo nos ilustra acerca del modus operandi :
“El chantajeado suele ser un chico de instituto, que entra en una página web para adultos e interactúa con una mujer que apare-
ce en pantalla; luego se llaman e intercambian fotografías de contenido sexual. Cuando los delincuentes obtienen las suficientes imágenes o grabaciones comprometidas, un hombre llama al adolescente y le exige una cantidad de dinero bajo la amenaza de enviárselas a sus padres y publicarlas en redes para que las compartan sus amigos del instituto.“
En el amplio reportaje se recaba la opinión de una inspectora del CNP, una abogada, otra psicóloga experta en adolescentes y una representante de la Fundación Anar.
El reportaje puedes leerlo aquí.

Riesgos sexuales en Internet
En este blog hemos hablado en numerosas ocasiones de los riesgos a los que se exponen nuestros menores, derivados del consumo de pornografía frecuente, precoz, sin ningún control y en ausencia de una adecuada educación sexual profesional y científica en la familia y en los centros de enseñanza.
Uno de ellos, el referido al grooming por consumo de porno, se analiza en el documento periodístico publicado citado más atrás, con una interesante y necesaria visión multidisciplinar del tema en cuestión: Chicos y chicas que son chantajeados por consumir porno y expuestos a multitud de situaciones muy problemáticas y de una enorme trascendencia familiar.
Pero ¿a que se debe este fenómeno?
Son muchos los factores que podrían explicar este hecho. En mi opinión, cabría considerar varios de los que los siguiente constituyen algunos ejemplos.
a) El sexo le interesa a (casi) todo el mundo. El deseo sexual es una poderosa motivación de la conducta humana, vinculado a la supervivencia de la especie, que se activa a través de los sentidos fundamentalmente y, por ende, va a requiere estimulación, particularmente en ciertas etapas evolutivas. Los estímulos audiovisuales son, probablemente, más aun en unas sociedad de pantallas, los que mayor impacto tienen en ese cerebro primario receptivo a cuestiones supervivenciales y programado genéticamente desde hace millones de años. Esto explicaría, en parte, el éxito del consumo de pornografía que nosotros preferimos denominar películas sexuales distinguiendo las eróticas (PSE)y las pornoviolentas (PSP). El porno va como un tiro a ese cerebro que considera esas imágenes super excitantes y que le producen un placer único: el orgasmo subsiguiente a la masturbación.
b) Una cultura negadora de lo sexual que ha silenciado, durante siglos, un aprendizaje saludable de los hechos sexuales, castigando de diferentes maneras la transgresión de las normas dominantes muy rigurosas. La culpa ha acompañado a los comportamientos sexuales que se alejaran de la heterosexualidad y la reproducción, si bien ha existido una doble moral sexual que ha perjudicado sensiblemente a las mujeres y beneficiado a los hombres.
c) Estos dos factores han promovido la normalización de una doble vida. Muchas personas han circunvalado las leyes restrictivas llevando a cabo la satisfacción de sus deseos sexuales a escondidas y en la clandestinidad, por muy estrictas que fueran. A menudo, en no pocas sujetos, la sexualidad se ha caracterizado por una incongruencia entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace en realidad.
El sexo es el paradigma de esta “doble vara de medir” que acaba provocando una doble vida en la ciudadanía: la prostitucion, el consumo de pornografía, ocultar la orientación sexual, el aborto… son solo algunos ejemplos de esta situación.
d) La ausencia de una adecuada y científica educación sexual desde la educación primaria a la Universidad, asignatura pendiente en la sociedad española. Incomprensible realidad en un país que se proclama moderno y civilizado. Los menores buscan la información que se les niega y escamotea, hecho que ha acontecido de generación en generación sin que hayamos aprendido que tal actitud no tiene ventaja alguna.
Más en concreto, el consumo de pornografía y el acoso a quienes lo hacen, se convierte en paradigma de esta situación. Los ciberdelincuentes tienen en el consumo de sexo (real o virtual) un arma de un enorme poder. Quienes consigan la identidad, por ejemplo, de aquellos hombres que acceden a un puti-club, pueden utilizar esa información para extorsionarlos. De hecho es una práctica bien conocida. Incluso podrían hacerlo al azar, porque seguro que el destinatario ha consumido pornografía alguna vez, como la inmensa mayoría de los varones
A juzgar por el generalizado y transversal consumo de pornografía, supongo que estos delincuentes, seguramente agrupados en mafias con implantación planetaria, tienen trabajo para rato y que será un negocio boyante.
La adolescencia etapa vulnerable.
En el caso de los adolescentes, la situación se complica por su vulnerabilidad y por la ausencia de recursos personales para manejar esta situación. Muy pocos contarán a sus padres lo que está pasando y, desde luego, en la mayoría de los casos, cuando la situación ya se ha desmadrado.
Las características psicológicas y sociales en las que se mueven los adolescentes, hacen de esta etapa evolutiva un caldo de cultivo excelente para vivir situaciones dramáticas. El sentimiento de invulnerabilidad, creer que a ellos/as no les va a pasar nada o querer las cosas de manera inmediata son rasgos a considerar igualmente.
Citar así mismo, esta generación que está teniendo una especial sobreprotección familiar, vinculada a una gran permisividad y a una cierta inmadurez, que puede generar dificultades para encajar las frustraciones inevitables que comporta la sociedad actual, factores que no habrán de ser desestimados.
No olvidemos que el objetivo de estos depredadores sexuales no solo es económico, hay varias líneas rojas entre las que la motivación sexual es destacada: acabaran teniendo relaciones sexuales con la/el menor, obligándole a tener sexo con otros, introduciéndolos/as en la prostitución o filmando esas relaciones sexuales para tener el control total sobre esa niña/o. El círculo se cierra. El/la consumidor/a de pornografía acaba engullido por el sistema.
Los efectos, pues, pueden ser devastadores.
La capacitación sexual en este y en el resto de riesgos que hemos abordado en otros artículos, es el único arma que tienen los progenitores para hacer frente a este problema de implicaciones extraordinarias. Familias y centros de enseñanza, en coordinación y colaboración, deben “ponerse las pilas” y diseñar programa de educacion sexual, que doten de recursos y de escudos de protección a nuestros menores, para que puedan hacer frente de manera exitosa a los numerosos riesgos que les toca vivir en esta sociedad de pantallas.
¿Has hablado con tus hijos/as, sobrinos/as o nietos/as sobre esta cuestión? En nuestros libros TUS HIJOS VEN PORNO, ofrecemos una formación amplia y específica sobre este fenómeno y sugerimos cómo se puede llevar a cabo en el seno familiar. Si tú no lo haces, otros lo harán en tu lugar. Como te pasó a ti cuando eras como tus hijos/as. La diferencia es que antes no había el omnipresente influjo de Internet y ahora sí.