EL PAÍS, en su sección Mamas & Papas, nos entrevista.

Esta semana ha sido pródiga en el interés por parte de los medios de comunicación por nuestro trabajo. El PAIS, nos entrevista en dos ocasiones, una en el apartado de SALUD, con una colaboración de Ohian Iturbide (clica si tienes interés en leerla) a partir de otra interviú publicada en YouTube, que puedes ver en el apartado de vídeos . También EL NORTE DE CASTILLA nos entrevista en un extenso artículo sobre el consumo de pornografía en adolescentes y uno de sus riesgos asociado: el chantaje.

El apartado de educación de EL PAIS

Pues bien, el prestigioso rotativo EL PAIS dedicaba en su edición del lunes 23 de enero, dentro de su apartado Mamas&Papas, un reportaje sobre el consumo de pornografía en la adolescencia, firmado por la periodista Cristina Bisbal, con el título:

¿Tu hijo adolescente ve porno? Cómo le afecta y qué hacer

Como es habitual en estos casos, de la extensa entrevista que me hizo, solo han publicado cuatro referencias.

La entrevista escrita

Dado que, además, hay que ser suscriptor para leer el artículo, me permito publicar íntegramente la entrevista que le envié en base a un cuestionario previo que me fue solicitado. Por si es de tu interés, amable lector/a, aquí la tienes:

P. ¿La pornografía puede llegar a ser adictiva para los adolescentes?

R. Sin ninguna duda, las características fisiológicas, psicológicas y sociales de la adolescencia, los cambios profundos y rápidos que se producen en un corto espacio de tiempo, configuran una etapa de alto riesgo, la “madre de todas las adicciones”. De eso saben mucho y bien todas las industrias (alcohol, tabaco, drogas, comida basura, videojuegos, RRSS…) que focalizan su atención preferente en este colectivo, con el fin de engancharles precozmente y fidelizarles de por vida. Por ejemplo, Una buena parte de las plataformas de Internet está hecho en buena parte para “enganchar”.

La pornografía es una de las de mayor impacto. Además, en este momento, evolutivo la sensación de invulnerabilidad, la atracción por el riesgo y  “querer las cosas ya”, son elementos relevantes, agudizado por una educación sobreprotectora en muchas familias y de una gran permisividad. La intolerancia a la frustración es otro rasgo a destacar. Los adolescentes, en ausencia de una educación sexual profesional y científica son “carne de cañón” para iniciar una adición a la pornografía. Comparto la opinión de algunos expertos que hablan de su poder adictivo comparable a la cocaína.

Hay algunos especialistas españoles que sugieren que, en torno a una cuarta parte de jóvenes, han visto entre 1000 y 5000 horas de porno, la mayoría con diferentes dosis de violencia. Y tal cosa no es de balde, tiene consecuencias, porque todos aceptamos que un anuncio en TV de 20´influye en las actitudes y conductas de los telespectadores/as ¿Cómo no van a influir miles de horas hipermotivado?

¿Por qué? ¿Cómo actúa sobre el cerebro para que se llegue a producir esa adicción?

La adicción al sexo podría considerarse la primera adicción de la especie humana. Refiriéndome a la heterosexualidad, estamos programados biológicamente para tener relaciones sexuales, cuantas más mejor, por una cuestión supervivencial. Nuestro cerebro más primario es especialmente receptivo a lo que tenga que ver con esta supervivencia y a los estímulos sexuales, necesarios para iniciar y mantener el proceso de respuesta sexual a lo largo de la vida. Los estímulos audiovisuales son los más potentes, particularmente en una sociedad de pantallas, que van como un tiro al centro de recompensa cerebral, estimulando la producción de dopamina, generando una intensa excitación sexual y la consiguiente gratificación erótica.

La naturaleza, desde nuestros orígenes, ha previsto que este proceso se realice prácticamente sin límites, obsequiándonos con un anhelado premio: el placer sexual, único, atractivo y de alto poder reforzante. Es el cebo que pone en el anzuelo de la reproducción.

El consumo de pornografía está normalizado en nuestra sociedad y su éxito deviene de una sencilla razón: excita y da placer. Por tal razón, es la mejor aliada de nuestro centro de recompensa y eso lo sabe la todopoderosa industria. Es muy difícil discutir con un orgasmo.

Este proceso no tiene límite, excepto que nuestra corteza cerebral decida no verla. La pornografía desparecerá, cuando las personas dejen de consumirla, circunstancia que yo no conoceré, ni los hijos de mis hijos tampoco. No queda otra que educar y capacitar a nuestros menores.

¿Entiendo que esto sucede en los adolescentes más que en los adultos?

La capacidad adictiva está presente en todas las edades. Los bebes se enganchan al azúcar. Los menores a TikTok e Instagram, dos redes de alto riesgo en las que no debería estar ningún niño/a. En el caso del porno, ocurre que los menores y adolescentes, con su cerebro en proceso de construcción, tienen muchos menos recursos para hacer frente a esos estímulos poderosos que le subyugan y abducen. Sin educación sexual científica, el porno violento es un referente educativo muy importante para sus relaciones afectivas y sexuales. Y esto entraña muy serios riesgos de salud, riesgos que la mayoría de padres, madres y docentes se empeñan en no reconocer, incomprensiblemente, lo que agrava las consecuencias. Por eso yo hablo de una generación de niñas y niños pornográficos.

¿Qué capacidad de adicción tiene el porno? Es decir, es tan adictivo como sustancias como la nicotina?

 Hay muchas sustancias y no sustancias que provocan adicción en las personas, desde el alcohol, la nicotina o los likes en las RRSS. Todos estos procesos tienen un patrón neurológico y comportamental similar. Su trascendencia, va depender de muchos factores y cada una de ellas tiene sus características. Pero mi opinión es que el poder adictivo del porno es extraordinario, muy poderoso, comparable a otras drogas como ya he dicho. Además, es gratis, a cualquier hora, sin ningún control, no hay que salir de casa ni meterse nada adulterado por la nariz, boca o en las venas, ni te pilla la policía… y, sobre todo, ofrece algo original e inigualable: excita como ninguna otra actividad, te da un placer intenso, único e ilimitado ¿Quién da más?

¿Cuáles son los riesgos que supone ver mucho porno en la adolescencia?

Refriéndonos a la pornografía heterosexual, los diferentes estudios científicos sugieren un amplio listado de efectos adversos. El primero de ellos puede ser la adicción que habrá de ser valorada por un profesional. La adicción suele comportar alteraciones cerebrales y cambios significativos en los estados de ánimo y emociones así como en la conducta familiar y social. A menudo, puede haber consecuencias en la relación de pareja, consumo de prostitución, disfunciones sexuales, precocidad en las relaciones sexuales con diferentes partenaires, comportamiento sexual irresponsable, (porque el condón, por ejemplo, es invisible en el porno). El consumo de sustancias estimulantes está igualmente asociado. La concepción de una idea machista y misógina de las relaciones sexuales y afectivas, con una ausencia total de empatía, así como una visión negativa sobre la mujer es otra consecuencia significativa y preocupante. Erotizar la violencia contra la mujer y los/as menores, es un fenómeno que la sociedad no acaba de tomar conciencia respecto de la trascendencia que puede tener.

El porno trasmite valores actitudes y conductas, es decir influye poderosamente y, en mi opinión, está transformando las prácticas sexuales en amplios grupos de jóvenes, modificaciones muy alejadas de una situación saludable. Propone como normal, conductas que son excepcionales incluso considerados trastornos de la conducta sexual.

Hay muchos más aspectos, pero, a mí, hay dos ideas perversas que me preocupan enormemente y que transmiten los vídeos pornográficos: Primero que es muy fácil tener relaciones sexuales con cualquier mujer y, segundo, que todas las mujeres disfrutan con la presión, les gusta que las fuercen, lo están deseando, volviéndose unas lobas sexuales para dar placer ilimitado al chico.

He oído (a adultos recién salidos de la adolescencia) referir problemas de erección. Pueden estar causados por la visión continua de porno? Explícanos por qué.

Sí, es una consecuencia bien conocida. Esta pregunta me lo formulan los adolescentes con los que trabajo en mis talleres y, a decir verdad, es una de las pocas cosas que les preocupa. La respuesta está en los efectos neurológicos que conlleva el consumo abusivo, como ya he dicho antes. Con frecuencia, este proceso de exposición al porno, comporta una cierta habituación a determinados estímulos, con lo que de los vídeos ya no excitan lo suficiente, necesitando más tiempo y films cada vez más “fuertes”, incluso ilegales. Se altera la sensibilidad y, por tanto, la relación sexual real pierde capacidad excitatoria y es insuficiente para provocar esos umbrales necesarios, en la respuesta sexual masculina, para tener una erección. El fracaso erectivo suele desincentivar repetir la experiencia y, en su lugar, la vuelta a la pantalla, vieja amiga, que siempre tiene millones de superestímulos de “alto voltaje” a tu disposición, sin límite de ninguna naturaleza. Es muy difícil competir con eso.

Además del informe de Save The Children, ¿hay algún otro reciente que hable de edad de comienzo y otros datos?

Hay un trabajo muy interesante de la Universidad de Mallorca, otro en el Cabildo de Tenerife, otro más en la Universidad de Santiago, en Alicante…Fuera de España hay muchos.

Todos vienen a señalar la precocidad imparable de la exposición al porno. Date cuenta de que algunos sugieren el primer contacto a los 6 años, a los 8 con el regalo del móvil es también un momento muy importante. A los 12, cerca del 40% ya ha estado en contacto y a los 16 son mayoría. En Suecia, por ejemplo, a esa edad, estamos hablando prácticamente del 100% de los chicos y del 54% de las chicas que consumen porno, tasas a las que nos acercaremos en breve. En Australia, por poner otro ejemplo lejano, los consumos de chicas se disparan.

Lo que hay que tener claro es que cualquier niño/a que tenga un móvil con acceso a Internet se va a topar con el porno, en cualquier lugar del planeta. Sí o sí.

Según estos datos, los adolescentes varones comienzan a ver porno con apenas 12 años. Imagino que cuanto más jóvenes peor por un tema de madurez cerebral y emocional. ¿Es así? En la sección nos preocupa mucho la actitud de los padres, porque va dirigida a ellos. ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

Ocurre antes de esa edad, como he dicho. Es obvio que la precocidad es un factor de mayor riesgo. Sucede lo mismo con el alcohol o el tabaco. La inmadurez cerebral no les permite disponer de los recursos cognitivos para comprender lo que están viendo y sintiendo en su cuerpo, máxime con una ausencia total de una educación sexual científica. Es muy probable que lo que ve (que le excita y le da placer intenso) lo valide como normal y deseable y tienda a emularlo a la menor oportunidad. El porno es el manual de instrucciones 3.0 de nuestros menores. En ese informe que has citado más del 50% de los encuestados les gustaría repetir lo que han visto.

¿Hay alguna edad en la que ver porno no sea un problema?

A mí no me gusta hablar de pornografía porque es un término que no ofrece información fiable, tiene demasiada carga ideológica y moral. Por ello hago una distinción entre películas sexuales eróticas (que pueden ser comerciales o a través de internet), educativas, terapéuticas que podrían tener su interés y las películas pornoviolentas que, en ningún caso, recomendaría a menores, por los riesgos que su consumo puede comportar. Suelo comparar la mortadela industrial con el jamón de bellota de cerdos cuidados en el campo. La mortadela es el porno violento. ¿Qué necesidad hay de incorporar la violencia a la sexualidad? No hay ninguna justificación. Llevo defendiendo muchos años que la violencia y la sexualidad son incompatibles.

Todas las películas sexuales pueden generar adicción, pero un consumo racional y controlado de películas sexuales eróticas no tendría por qué suponer un problema en adultos.

Si comparamos con el alcohol, por ejemplo, sabemos que es un tóxico que perjudica al organismo, pero en nuestra cultura su consumo está generalizado en todas las edades. Y no hay quien rechiste. Se tolera y promueve hasta límites extraordinarios, porque el balance costes/beneficios sale a ganar para el Estado. Esa es la realidad.

Quiero decirte que siempre ha habido estímulos sexuales y los seguirá habiendo, porque el deseo sexual necesita ser provocado. Es una cuestión de supervivencia de la especie. Lo que hay que debatir es que hay estímulos sexuales que pueden hacer daño en la salud y otros que no. Decir esto me ha supuesto insultos y descalificaciones por parte de la inquisición moral de diferente signo ideológico, prohibición de un libro y suspensión de cuentas y publicaciones en RRSS, entre otros atropellos.

No entender esto, supone cuando menos estancarnos y no avanzar porque, mientras tanto, nuestros menores están viendo, a diario, miles de horas de vídeos violentos excitados y sintiendo placer, cuyas consecuencias se verán en los próximos años en las consultas de los psicólogos/as. Pero de eso no se habla y algún día muchas familias se lamentarán. No tenemos cultura de prevención y la formación de las familias se considera algo de poco valor, por parte de amplios sectores. Recuerdo el desastre que supuso la heroína en los años 80, por desconocimiento, falta de previsión, recursos…

En cualquier caso, si bien siempre ha habido estímulos sexuales, la situación de ahora es radicalmente distinta, sin parangón alguno. Cualquier niño tiene a su disposición, en un clic, sin control, anónimamente, millones de vídeos violentos, totalmente accesibles, gratis, de alta calidad, en diferentes plataformas, con posibilidad de interacción… para excitarse y masturbarse. Quien no quiera ver esto, está ciego.

Soy consciente de esta preocupación de algunos padres y madres. La respuesta es formarse. En este sentido llevo trabajando en formación cuatro décadas, organizando talleres específicos para ellos y que denomino “Talleres para madres y padres vergonzosos”, además de divulgar en RRSS y medios de comunicación con centenares de artículos y publicando 16 libros. Los dos últimos son manuales destinados a la formación de padres y profesionales en esta área, fruto de mi experiencia, denominados TUS HIJOS VEN PORNO que tratan de cubrir esta laguna.

  • ¿Antes de que empiecen en la edad crítica de ver porno?
  • Cuanto antes mejor, sobre todo antes de regalarle un móvil. Es una irresponsabilidad comprarle un smartphone sin capacitarles adecuadamente. Es como darle las llaves de un deportivo F1 sin ninguna clase teórica o práctica.
  • ¿Si ya están viendo porno y lo sabemos?

Más temprano que tarde lo verán. Hay que adelantarse para que cuando, lo vean tengan otra mirada radicalmente distinta a lo que se encontrarán. No castigar ni prohibir, no culpabilizar. Tendrán que aprender a tomar decisiones encaminadas a cuidar su salud y no llevar a cabo conductas no saludables para el/la y los demás.

Transmitirle una visión de la sexualidad como una dimensión amorosa, saludable, divertida, tierna y placentera que tiene todo el sentido cuando se da en un entorno de deseo y acuerdo mutuo, afecto, respeto, libertad y corresponsabilidad en el placer con la otra persona, que me concierne y con la que empatizo.

En la pornografía que ven los chavales, este enfoque no existe, por tanto, como digo siempre: tenemos que hacerle la competencia al porno.

  • Tenemos que transmitirle que la dimensión sexual hecha para el contacto placentero y el encuentro tierno y gozoso. Sin embargo, puede transformarse en una experiencia dolorosa, desagradable o incluso traumática, que los puede acompañar toda su vida. Ver películas sexuales pornoviolentas, precoz y habitualmente, puede contribuir a tener esa concepción y facilitar esas vivencias.
  • Por ejemplo, hay niñas que tienen relaciones sexuales con penetración anal. Sin placer, con dolor, por dar placer a su novio, porque sus amigas dicen que lo hacen o porque la chica del porno se lo pasa muy bien y siempre goza.
  • ¿Si sabemos o intuimos que tienen problemas sexuales ya en sus primeras relaciones?

Conversar a ese respecto, y ponerle en manos de un profesional del perfil de un psicólogo/a clínico experto en Sexología, con experiencia en conductas sexuales.

Seamos sinceros: hablar de sexo con un hijo es muy difícil en parte por los padres, pero sobre todo es que los hijos se niegan. Lo sé porque el mío tiene 16 años y es imposible. ¿Qué podemos hacer ante esta negativa a abordar el asunto?

Esa preocupación es muy real. Lo cierto es que si no se habla en la infancia luego es muy difícil que se haga en la adolescencia. De ahí que insistamos en que cuanto antes mejor. El conocimiento siempre es positivo. Eso lo aceptamos en cualesquiera otras áreas del saber, menos en lo que concierne a los hechos sexuales. Por esa razón, la educación sexual profesional y científica en la escuela y en los institutos es una prioridad… pero todavía andamos incomprensiblemente discutiendo su necesidad. Increíble. ¿Qué puede salir mal?

Además de en los hogares, hay un problema evidente de educación sexual en los centros escolares. ¿Cuál sería la fórmula adecuada para abordarlo desde escuelas e institutos?

Tomar la decisión que otros países han tomado: Todos los niños y niñas, necesitan una educación sexual que les permita afrontar exitosamente sus inquietudes, preocupaciones y sus inevitables y deseables preguntas relacionadas con la sexualidad, la afectividad y sus relaciones. Por tanto, programas obligatorios y sistemáticos de educación sexual científica, no ideológica, como cualquier otra disciplina de aprendizaje, desde la educación primaria hasta la universidad.

¿Puedes contarnos casos reales sin nombres o con nombres ficticios de problemas de este tipo?

“Ir de putas es muy fácil, no tiene riesgos de rechazo, es económico, comparado con una cena con una potencial novia. Además, con la puta puedes hacer y pedir lo que quieras, todo lo que has visto en el porno, sin problemas, por unos cuantos euros. Con la novia no”. J. 17 años.

“Mira: me gusta estar siempre a la última, tener el móvil de moda o la marca guay de zapatillas, leggins chulos, ajustados. Hay webs donde consigues dinero para comprar lo que te apetezca enseñando las tetas. Una vez practiqué sexo a cambio de un móvil. No me parece mal”. M.18 años

“Recuerdo cuando era más joven quedar con un chico para tener relaciones sexuales y ver que hacia una serie de prácticas que se ven mucho en el porno. Fue una decepción. Me tiraba muy fuerte de los pelos y me apretaba el cuello. Por vergüenza no le dije nada y me arrepiento mucho, porque a mí me gustaba mucho el chico y yo le provocaba. Además, iba por ahí presumiendo de que lo hacía super bien”. T. 26 años

“Mire, si le soy sincero, para mí una relación sexual que no sea “fuerte”, usted ya me entiende, no me excita. Necesito darle unos azotes, apretarle el cuello y forzar al máximo la felación, meterle toda hasta adentro. Cada día un poquito más”. N. 22 años.

Otras cuestiones

En la entrevista también comentamos otras cuestiones en particular la noticia de la aprobación por parte de la Universidad Rey Juan Carlos el curso universitario de “Experto/a en Prevención de los Efectos de la Pornografía en la Salud Afectivo-Sexual”, nombrándome co-director del mismo.

Yo le señalé que era una noticia extraordinaria para mí. Estoy muy contento y feliz por haber contribuido a conseguir que la Universidad Rey Juan Carlos apruebe un título propio, el primer curso universitario de postgrado, primero que se hace en España, en Latinoamérica y en otros países de nuestro entorno, en una universidad pública con estas características. Es, sin duda, un logro histórico en el que llevo empeñado 44 años. Un sueño conseguido

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