PornEducation para el finde, ¿te atreves? (*) #PornEducationParaElFinde
Un nuevo artículo de José Luis García para leer y reflexionar el fin de semana.
Hace unas semanas, impartí una conferencia con una APYMA de un I.E.S de Navarra, en el que tuvimos un interesante debate sobre diferentes temas relacionados con el consumo de películas sexuales, por parte de los menores y jóvenes, sean estas pornoviolentas o no, poniendo el acento en las cuestiones preventivas de sus efectos.
Dado que una de las preguntas que provocó un mayor interés, hacía referencia al título de este artículo, hecho por otra parte recurrente en mis talleres para familias (que denomino Talleres para madres y padres vergonzosos) y centrado en el hijo varón, creo oportuno incorporarla como título en los términos que suele formularse, si bien como mencioné en otro artículo, prefiero hablar como profesional de la salud, de saludable o no saludable en lugar de bueno o malo, que son conceptos más morales, haciéndoselo saber. La idea de que un padre pueda ver un video porno solo con su hijo, no es tan rara de encontrar. No así, una madre con su hijo/a o un padre con su hija.
Si quieres conocer en que consisten estos talleres clica aquí. Si quieres conocer la evaluación que hacen quienes participan en estos talleres, sigue este enlace.
Una nueva clasificación.
Como sabéis los que seguís este blog, vengo proponiendo consciente de la utopía de tal empeño, hablar de películas sexuales pornoviolentas (PSP) y de películas sexuales eróticas (PSE) en lugar de pornografía, por las razones que he explicado en varias ocasiones, aunque inevitablemente hay que utilizarla, si bien yo las uso alternativamente.
Como bien sabes, amable lector/a, siempre me refiero al consumo precoz y abusivo de las PS en el grupo de población de menores y jóvenes. Los vídeos que más he estudiado son los de carácter heterosexual.
En esta entrega solo hablaremos de uno de los aspectos que a mi me pareció relevante: las películas sexuales eróticas como alternativa a las pornoviolentas.
En otros escritos hablaremos de diferentes cuestiones que también se abordaron y que son comunes en este tipo de actividades formativas, por ejemplo las preguntas muy repetidas relativas a: ¿Cuándo hay que hablar de porno a nuestros hijos e hijas? ¿Quién tiene que hacerlo? ¿De qué hay que hablar? ¿Qué tengo que decirle? ¿Cómo tengo que hacerlo? y otra retahíla de dudas similares, entre las que suele destacar, formulada de diferentes maneras:¿Tengo que ver una porno con mi hijo? ¿Es bueno hacerlo? ¿Quién lo hace el padre o la madre? ¿ Es bueno verlo en familia? En mi programa TUS HIJOS VEN PORNO 1 y 2, doy cumplidas explicaciones a todas y cada una de estas preocupaciones, argumentando por qué es necesario intervenir y sugiriendo una manera fácil y práctica de hacerlo.
Por tanto a la pregunta ¿ES BUENO VER UN VÍDEO PORNO CON MI HIJO? suelo responderles:
"No me gusta la terminología moral de bueno o malo, prefiero hablar de saludable/no saludable. En consecuencia, no me parece adecuado hacerlo a pesar de que haya "coach postmodernos/as" que así lo aconsejan. Cada familia es libre de hacer lo que considere oportuno. Teniendo en cuenta que la vivencia sexual es íntima y privada, las películas sexuales porno, violentas o no, están hechas para provocar excitación y, luego, quienes las visionan se masturban o tienen relaciones sexuales. Por ello, habrán de verse de manera individual y en la intimidad(aunque haya adolescentes que lo hacen en grupo que ese es otro asunto y que, lamentablemente, forma parte de los aprendizajes sexuales normalizados por su carácter exclusivo) nunca en familia, ni un progenitor con su hijo/a, independientemente del sexo.
La conducta sexual, incluyendo la excitación, pertenece al ámbito de lo privado y no es fácil gestionar esa experiencia vivencial en familia, a pesar de que haya quienes alardean de hacerlo. Antes y después se podrá comentar y conversar todo aquello que parezca pertinente, pero el visionado es un asunto personal."
Películas comerciales
Pues bien, hoy mencionaré únicamente las disquisiciones que se refieren a sugerirles posibles películas eróticas de carácter comercial y que se pueden ver en las carteleras o en la TV. Solo ese. Algún día hablaremos de las películas sexuales porno eróticas, no violentas.
Vayamos al grano. Les hago ver que más temprano que tarde, sus hijos e hijas verán porno, a veces con una violencia extrema, en Internet. Dado que exponerse a esta experiencia, máxime si es habitual y sin formación previa, puede perjudicar a su futuro sexual y afectivo, en consecuencia ¿No sería mejor sugerirle de manera argumentada, películas en las que no hubiera violencia? Además, sería una buena oportunidad para hablar por primera vez de esta cuestión, de singular importancia en la educación sexual y afectiva de sus hijos e hijas. Atrévete a hacerlo, les sugiero.
Lo reitero, para que quede bien claro, lo siguiente: Partiendo de la realidad indiscutible de que nuestros menores utilizan porno, en buena parte de contenido violento, para aprender sobre sexo, para excitarse y masturbarse, y teniendo en cuenta que hacerlo, precozmente, de forma reiterada y sin educación sexual, podría tener diferentes efectos graves para su salud, proponíamos que padres y madres:
c) Pudieran sugerirlas como alternativas, siempre de manera argumentada a sus hijos e hijas.
Por ejemplo, aportamos algunas con diferente intensidad erótica y en las que no hay explícitamente brutalidad sexual: entre otras Brokeback Mountain, Black Swan, Call me by your name, El Cuerpo de Cristo, Las mil y una noches El Decamerón, 50 sombras de Grey, Enmanuelle, El ansia, Eyes Wide Shut, Fóllame, 9 Songs, Soñadores, Nueve canciones, Miente conmigo, Nymphomaniac, Love 3D, La doncella, El amante, Exótica, Fuego en el cuerpo, 9 semanas y media, Bilitis , Belle de Jour, Carne trémula, Las edades de Lulú, Lucía y el sexo, Diario de una ninfómana o La montaña rusa.
Otras como Shame o Don Jon plantean el tema de la adicción a las películas sexuales y sus consecuencias.
Incluso, ver este tipo de películas puede plantearse hacerlo en familia, en particular las que se consideren más interesantes de ese u otro listado y establecer un debate ulterior. Repito, en ningún caso esto hay que hacerlo extensible a una película sexual pornoviolenta de Internet.
¿Qué os parece? les pregunto, invitándoles a ampliar la lista, o quitar las que a su juicio no son atractivas, porque cada familia tiene sus propios criterios, si bien enfatizo en el término saludable. Lo mismo podría hacerse con algunos libros, cómics o determinadas fotos, aunque es preciso reconocer el especial impacto y el atractivo de los estímulos audiovisuales en una sociedad digital y de pantallas como en la que estamos inmersos.
Muchos padres y madres al hablar de este extremo enseguida plantean ¿Y cuáles son esas películas saludables? En otro artículo señalábamos algunos aspectos de lo que yo entiendo por una película saludable y que hemos repetido en otras muchas ocasiones: serían saludables aquellas que transmiten una perspectiva de la sexualidad como una dimensión amorosa, saludable, divertida, apasionada, tierna y placentera que tiene todo el sentido cuando se da en un entorno de deseo y acuerdo mutuo, afecto, respeto, libertad y corresponsabilidad en el placer del otro/a, que me concierte y con el/la que empatizo, que puede vivirse, si así se quiere, de manera individual o en compañía, configurando una parte de la salud sexual. Cualquier tipo de violencia es incompatible con la sexualidad y, por tanto, inaceptable.

La sexualidad y la violencia son dos dimensiones humanas, vinculadas a la supervivencia de la especie, que la han acompañado desde su origen y tienen su sentido filogenético y ontogenético, han evolucionado a lo largo de todo ese proceso, pero tienen un sentido y una significación radicalmente diferente. En mi opinión, no hay ninguna justificación científica ni ética para que vayan de la mano.
Finalmente les sugiero a este respecto -en la línea de este que estás leyendo amable lector/a, otro artículo que ha tenido una excelente acogida en RRSS y que podemos utilizar previamente- que, en algún momento de la conversación, les indiquen a sus hijos/as, por ejemplo:
"Yo sé que la mayoría de los chicos y algunas chicas suelen ver películas sexuales con diferentes imágenes violentas en Internet y las utilizan para excitarse y masturbarse. Muchas de estas películas son inaceptables en la manera de tratar a la mujer y los menores. Tampoco el modelo de hombre que ofrecen es adecuado. Además, pueden provocar adicción y otros trastornos en la conducta. Yo te quiero y no quiero que sufras, es mucho mejor que veas películas (o fotos o relatos escritos) que no tengan ningún tipo de violencia en sus imágenes”.
Soy consciente de la dificultad de esta propuesta, primero porque los jóvenes están acostumbrados a utilizar vídeos cortos (algunos de 2 o 3 minutos) específicamente pornográficos con diferentes dosis de violencia, incluso los ven a doble velocidad, segundo porque no disponemos de vídeos cortos específicamente eróticos para jóvenes, con la finalidad de hacer la competencia a las PSP, tercero, porque una película comercial suele durar más de una hora y el contenido sexual puede tener una duración de unos pocos minutos. En principio, la alternativa es poco atractiva pero eso es lo que hay.
Algunas consideraciones a tener en cuenta
Este tipo de intervenciones, a mi entender, deberían estar estructuradas, formando parte de un proyecto educativo familiar más amplio en contenidos y en el tiempo, que ambos miembros de la pareja estén, en general, de acuerdo, tal y como señalamos en los libros antes citados, pero en cualquier caso destaco:
*Me gusta enmarcar la información en un contexto de salud y, utilizar como ejemplos, los problemas de salud que suponen otras adiciones como el tabaco, el alcohol o las drogas. Uno de los riesgos más conocidos del consumo de películas sexuales es la adicción y sus correlatos en diferentes áreas de la vida.
Las películas sexuales (sean violentas o no) tienen un poder adictivo único y extraordinario, realidad que deben conocer.
*Cuanto antes lo hagamos, mejor. Si tú no lo haces otros lo harán en tu lugar. (COMO TE PASÓ A TÍ CUANDO TENÍAS LA EDAD DE TU HIJO) Todos los días hay oportunidades para hacerlo y hay que aprovecharlas, como si fuera de “cualquier otro tema”. Hemos de tratar de normalizar las conversaciones sobre sexualidad. Prohibir no parece muy efectivo. En su lugar, yo abogo por la capacitación específica.
*Los controles parentales son necesarios pero insuficientes. La información sobre la sexualidad es ilimitada y está también fuera. Una buena labor es ayudarle a contrastar, diferenciar el trigo de la paja. De lo saludable a lo no saludable.
*La educación tiene como objetivo promover adultos que tomen decisiones adecuadas para su salud y para las personas de su entorno. Tenemos que darles los elementos racionales y científicos para que ellos puedan elegir con criterios claros.
*La sociedad de las pantallas nos quiere consumidores compulsivos, adictos, sin pensamiento crítico. No es fácil luchar contra esa poderosa presión diaria. Sin embargo tus hijos/as deberán tener capacidad de criticar lo que ven, considerando las ventajas o inconvenientes que conlleve para su vida. Los modelos de valores, actitudes y conductas que ofrecen una buena parte de las películas sexuales pornoviolentas son inaceptables y nada saludables.
*No le digas que el porno es ficción, porque el siente en su cuerpo que no es así. Mejor decirle, bajo mi perspectiva, que esos comportamientos violentos NUNCA deberían darse en las relaciones sexuales reales. Aquí hablo de esto.
*Darle información sencilla, pero rigurosa. Honesta y clara. Si no sabes algo comprométete a buscarla en fuentes fiables. Puedes añadir los valores éticos que consideres oportuno, pero trata de no juzgar a tu hijo/a. La sociedad de hoy es muy diferente a la tuya.
*La sexualidad y la violencia son incompatibles y nunca deberían ir juntas. En este blog tienes muchos artículos donde amplio esta idea. No se puede aceptar la violencia sexual y muchas películas sexuales la promueven hasta límites inaceptables. En ese sentido, producen daño ya que ayudan a construir una concepción de la sexualidad y de las relaciones nada saludable y respetuosa con la ética y la dignidad humana. En mi opinión, fomentar la unión de la violencia y la sexualidad, supone un retroceso en la evolución de una sociedad civilizada.
*A nadie le gusta ser maltratado, engañado, violentado, vejado…. tampoco en las relaciones sexuales, excepto en los casos de trastornos de la conducta sexual o parafílias -a pesar de que la pornografía violenta haga ejemplo permanente de normalidad- que requerirían un tratamiento psicosexual
Pero, sabéis cuál es el verdadero problema?: Qué no tenemos películas sexuales eróticas, cortas y a disposición de los adolescentes. Y por eso estamos perdidos y en brazos de la pornografía violenta. Siempre ganará el partido. Hace falta producir esos vídeos eróticos destinados específicamente a adolescentes. Ya sé que a algunos/as les parecerá una barbaridad tal propuesta pero, en mi opinión, es IMPRESCINDIBLE hacerlo, si no queremos tener una generación de #niñosyniñaspornograficos, como señalo aquí y aquí.
Si llevas a cabo alguna de estas consideraciones con tus hijos/as, ya me dirás cómo te ha ido. Hasta pronto.
(*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?, es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag: #PornEducationParaElFinde