¿Habría que regular/prohibir el porno violento?

¿Qué ocurriría si en un colegio hubiera una máquina dispensadora de alcohol y tabaco gratuito? Sería inaceptable y a sus promotores “se les caería el pelo”. Bueno, pues un niño o niña con un smartphone tiene acceso a contenidos violentos sexuales, a cualquier hora del día o la noche, cuyas características adictivas son comparables a aquellos. Se trata de una adicción silenciosa, de amplias y conocidas consecuencias, no solo que casi nadie reconoce, sino que tampoco dice nada al respecto, es decir se esconde, lo que incrementa su gravedad. Parece invisible. Es invisible.

Porque, vamos a ver: ¿Qué sentido tiene esta exhibición ostentosa de la violencia sexual hacia la mujer o hacia chicas aniñadas, incluso claramente menores? ¿qué ventajas e inconvenientes tiene hacerlo? ¿qué intereses están detrás de esta política de permisividad total? ¿el argumento de la libertad de creación prima sobre cualquier otro? ¿o es simplemente un negocio que da jugosos beneficios, permisible en un modelo socioeconómico neoliberal, desigual e injusto, hasta las trancas?

Si una buena parte de las películas sexuales tienen contenidos pornoviolentos ¿Por qué no se establecen mecanismos legales de acceso para los menores? ¿Qué justificación hay para promover  la violencia gratuita hacia las mujeres y los menores? y, en consecuencia, ¿por qué no existe ningún tipo de regulación jurídica? porque es obvio que tal circunstancia facilita un crecimiento exponencial, así como su expansión planetaria, debido a esa carencia de control efectivo en Internet.  

Entonces ¿habría que prohibir/regular de alguna manera el consumo de pornografía violenta? ¿Solo en menores? Estamos ante un serio problema de salud que a nadie parece interesarle solucionar: el aprendizaje de la sexualidad de nuestros menores a través de la violencia sexual en los vídeos porno. ¿Por qué esa desidia?

El tabaco el alcohol y las drogas, productos tóxicos para la salud y que generan adicción, tienen algún tipo de regulación. Si el consumo de porno violento puede tener consecuencias graves para la salud y genera adicción como aquellos, toda vez que en mi opinión, como ya he señalado en otros artículos, su poder adictivo es mayor (gratuito, excita, da placer, total disponibilidad) ¿Por qué no se le mete mano?

Según nuestras informaciones tan solo un país en el mundo Tailandia, ha elaborado una ley restrictiva con el acceso a la pornografía. ¿Por qué el resto de países no lo ha hecho? ¿Se pueden poner límites a Internet? ¿Supondría que todos los estados del planeta tendrían que tener una misma normativa? Porque conque solo hubiera uno, las productoras y distribuidoras de vídeos porno se irían allí. Como ocurre con los paraísos fiscales que es imposible regular, porque, seamos claros, no interesa hacerlo.

Para mi este asunto es muy serio. Sostengo que no hay ninguna justificación científica ni ética para que la sexualidad y la violencia vayan de la mano como si fueran un equipo bien avenido. De ahí que en nuestro programa educativo TUS HIJOS VEN PORNO (clica aquí si quieres más información) analizamos el papel de las películas sexuales porno violentas en las agresiones y abusos sexuales, proponiendo un modelo de intervención educativa para desarrollar en casa y en los centros de enseñanza, que prevenga esas lacras en nuestra sociedad.

Ya sé que es un mantra que vengo repitiendo desde hace muchos años y que no cuaja tanto como me gustaría. A menudo en las RR SS me dicen que es una exageración, que no pasa nada porque los chicos vean porno, que siempre ha habido pornografía, que ven películas de Superman y no se tiran por la ventana, que no se puede ir en contra del progreso digital… cuando no una utopía sin visos de llevarse a cabo siquiera en grado mínimo. Pero lo seguiré diciendo en la medida en que lo creo fervientemente. En todo caso no es igual ver una película erótica que una película pornoviolenta

Porque lamentarse únicamente, o poner el correspondiente emoticono en las RR SS, cuando los medios nos informan, con una insoportable frecuencia, de violaciones y atropellos sexuales a mujeres, chicas aniñadas y menores, no contribuye en nada a su disminución. Cada cual debe comprometerse activamente en tal propósito en su entorno más cercano y, a mi parecer, mientras no haya un pacto social contra la violencia sexual, difícilmente vamos a avanzar.

La complejidad de todo ello es indudable, razón por la que he sugerido, como primera medida, olvidarnos del término pornografía y sustituirlo por el de películas sexuales, haciendo una distinción previa entre aquellas que son eróticas y las que son pornoviolentas, siendo la exhibición de cualquier tipo de violencia el elemento diferenciador más destacado entre ambas, refiriéndonos exclusiva a los contenidos pornoviolentos de carácter heterosexual.

Mi modesta contribución se traduce en una aproximación teórica al problema, que deriva y da soporte a una propuesta pedagógica en la familia y en los centros de enseñanza que quiere contribuir a prevenir este flagelo. Me gustaría poner mi granito de arena en dejar el mundo algo mejor de lo que lo encontré, sugiriendo un modelo de sexualidad radicalmente distinto al que ofrece el porno violento y con el que aprenden nuestros niños y niñas.

La propuesta que hago en todo el ingente trabajo realizado (16 libros publicados y otros muchos recursos pedagógicos) es que la sexualidad es una dimensión amorosa, saludable, divertida, tierna y placentera que tiene todo el sentido cuando se da en un entorno de deseo y acuerdo mutuo, afecto, respeto, libertad y corresponsabilidad en el placer con la otra persona, que me concierne, con la que empatizo, que me genera compasión, características incompatibles desde todo punto de vista con la agresión y la violencia.

Por tanto, esta hermosa parcela de la vida que tiene que ver con el placer, el bienestar, la salud y las emociones humanas positivas, es incompatible con la violencia, que nunca está justificada en las relaciones amorosas. Nunca.

En fin, el deseo sexual es una poderosa motivación de la conducta humana, vinculado con la supervivencia de la especie, tiene que ver sobre todo con el “buen rollo” y está en las antípodas de la agresión a otra persona. Llevo mucho tiempo advirtiendo de que asociar la excitación sexual -y el placer sexual de la masturbación subsiguiente- con la violencia, tiene demasiados riesgos. 

Voy a ser claro: Sería deseable disponer de una ley que regulara estrictamente el acceso, la tenencia y la distribución/compartición de los vídeos pornoviolento on line, similar a la de la pornografía infantil. Sin embargo, soy consciente de la dificultad de aprobarla y de hacerla cumplir. Toda vez que supondría un compromiso de, al menos, la mayoría de los países del mundo.

Como medidas a considerar, además de la ley, habría que controlar los accesos de pago a las webs y plataformas porno, a través de las compañías de tarjetas de crédito que prohibieran ese pago con sus tarjetas. Y la medida estrella: controlar/prohibir/boicotear a aquellas empresas que inviertan en la publicidad de esas webs y plataformas. Porque ahí está el meollo de la cuestión.

Este tipo de medidas supondría una revuelta política de extraordinarias dimensiones, ya que se plantearía el debate de la libertad de las personas adultas, en un sistema socioeconómico liberal hasta las trancas, en el que el sexo es un elemento de consumo como pocos. Muy, muy complicado.

Por esa razón, nuestro ofrecimiento es que mientras esa aspiración llega -que se me antoja va para largo, a pesar de haber leído que existe un borrador de ley- la capacitación/educación de los menores y jóvenes es el único recurso que tenemos para combatir y prevenir sus efectos.

Conscientes de las implicaciones políticas, ideológicas y legales de la producción, distribución y consumo de pornografía, hemos escrito 8 artículos de divulgación en la revista Nueva Revolución, con el propósito de ofrecer contenidos formativos, a quien pueda interesarle el estudio de este fenómeno, de una enorme trascendencia social.

Aquí tienes los enlaces a los diferentes artículos:

Introducción: (1 artículo):

Aspectos ideológicos (3 artículos)  

Aspectos legales (4 articulos, publicados 4)

Si quieres leer el último publicado. Clica aquí

El cuarto y último dela serie es este: