Incremento significativo de agresiones sexuales entre menores, según la fiscalía española.

Como es sabido, cada año, la fiscalía española emite su informe correspondiente acerca de los diferentes delitos que se producen en nuestro país. En mi caso, he prestado atención particular a los que se refieren a la sexualidad, publicados en los últimos años, figurando estos datos en mis libros y artículos porque entiendo que son indicativos de la realidad. Hemos hecho varios artículos específicamente sobre este extremo, como este o este.

A este respecto, me parece relevante que el propio fiscal general del Estado, Álvaro García, subraye la necesidad de “una reflexión como sociedad”. Que una institución oficial sea tan explícita da que pensar.

Bien es cierto que, los delitos sexuales denunciados, son solo una parte de los que se producen en la realidad y que luego no todos reciben condena o estas son “ligth”. La propia Fiscalía añade asimismo unas variables de interés: la investigación de estos delitos es difícil, son infrecuentes las sentencias absolutorias por falta de pruebas o por la concurrencia de un “consumo desinhibido de alcohol y sustancias que hace difícil establecer el límite del consentimiento”.

Pero bien, el informe que suele presentarse en la inauguración del año judicial ofrece una visión alarmante y ello es una constante en los documentos publicados en los últimos años: La tendencia va inequívocamente hacia arriba. Más en concreto el informe de la Fiscalía General del Estado en nuestro país, menciona un “progresivo e importante incremento” de delitos sexuales, que han sido cometidos antes de la mayoría de edad.

Refiriéndose a 2021, los abusos y agresiones sexuales en menores de edad crecieron un 58 % respecto a 2020, porcentaje que, a todas luces, superan significativamente al de años anteriores, por ejemplo, un 35,7 % más que en el 2019. No olvidemos que, además estamos hablando de época de pandemia. Habrá que ver con interés el correspondiente al próximo año.

Los procedimientos por violaciones, señala el documento oficial, se incrementaron un 22,7 % con respecto a 2020 y un 18,4 % en relación con 2019. Si nos referimos a los abusos sexuales (que para mí son violaciones) cometidos por menores subieron un 75 % con respecto al año anterior y un 42,8 % comparándolo con 2019.

Explicación de este incremento

 Los fiscales españoles se aventuran a ofrecer una explicación a tamaño crecimiento, señalando entre otras, tres razones: la “despreocupación y banalidad con que se afrontan las relaciones sexuales entre adolescentes”, los “comportamientos altamente sexualizados a edades muy tempranas” y todo ello vinculado a una exposición precoz a la pornografía desde “edades impúberes”. Este hecho ha sido analizado en otro artículo de este blog.

El documento destaca "una queja" (hecho que no deja de sorprender cuando está en su mano perseguir proactivamente lo que denuncia. ¿Quién si no debe perseguir, sin cuartel, estos delitos y sus causas, como el acceso sin control al porno?) de la facilidad de acceso de los menores a páginas web pornográficas y también "echa de menos" la inexistencia de protocolos para impedir este consumo.  Y aventura una posible causa: “Ese aprendizaje desviado puede estar contribuyendo al aumento también de delitos sexuales incestuosos”. Este hecho ya fue analizado en dos artículos de este blog.

En cada CC AA, hay algunas peculiaridades. Por ejemplo, en la de Madrid se citan un aumento de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) y de embarazos no deseados, dos de los problemas de salud que los que trabajamos en esta área conocemos bien. Resulta bochornoso que sigan aumentando en un país moderno y civilizado, cuyas autoridades políticas, sanitarias y educativas desprecian los programas de prevención a través de la educación sexual.

O, por ejemplo, en la CCAA andaluza se destaca el caso de Málaga, donde se percibe un aumento del cyberflashin, es decir el envío de fotos obscenas o de escenas sexuales a menores de edad sin consentimiento, “que están generando conductas sexuales inadecuadas y un inicio precoz de la sexualidad”. Específicamente, la Fiscalía alerta de un crecimiento “exponencial” de los delitos sexuales cometidos por menores en Andalucía.

Foto extraída de este artículo.

Dado que a mí me interesa la vinculación entre pornografía y prostitución, (ver estos dos artículos) el informe citado subraya un hecho que nos resulta subyugante: “cierta tendencia a la normalización por parte de algunos menores de los contactos online de carácter sexual con adultos a cambio de compensaciones de carácter económico”.

En este sentido el texto oficial habla también de prostitución y trata, solicitando al poder legislativo, el “imprescindible” impulso de una ley integral contra la trata de seres humanos, ya que, durante 2021, se incoaron un 37,5 % más de procedimientos por delitos de trata, que el año anterior. De ellos, el 67,27 % de los casos eran relativos a trata con fines de explotación sexual (el 98,55 % eran mujeres y niñas). 

Si tienes interés en saber más acerca de los abusos y agresiones sexuales a menores, te invito a leer esta serie de artículos.