LA SUMISIÓN QUÍMICA: ¿MODA, DÉJÀ VU O MÁS DE LO MISMO?  

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Un nuevo artículo para leer y reflexionar el fin de semana.

Violencia sexual que nunca ha cesado

“Es fácil tirarse a cualquiera tía. Eliges una que este muy buena, la invitas algo y, en un descuido le echas en la bebida una sustancia que es muy efectiva: la deja grogui y puedes hacer lo que quieras con ella incluidos  todos los colegas, por turnos o a la vez. Luego te piras y que te busquen”. T. 26 años.

La sumisión química vuelve a estar en el candelero de los medios a propósito de diferentes casos de violaciones. Hace algunos meses hubo también una cierta alarma social derivada de algunas denuncias de “pinchazos” en lugares públicos y de ocio

Pues bien, estos días me han requerido algunos medios para dar mi opinión sobre este fenómeno que está a todas horas en las noticias y debates, a modo de “serpiente de verano”. Si tienes interés, puedes ver, por ejemplo, esta tertulia realizada por Navarra Televisión.

Aprovecho esta circunstancia, para compartir en estas líneas algunas consideraciones que entiendo pertinentes sobre el particular, porque está provocando miedo en diferentes ámbitos de chicas y no se sabe si, lo que está ocurriendo en realidad, como dicen algunos contertulios/ as, es que una parte de estos hechos, parecen intentos fallidos, en razón de que los análisis no revelan sustancias específicas, ni por fortuna ha habido agresiones asociadas. ¿Pinchar por pinchar? ¿Crear pánico? ?Y si, en determinados casos, se trata solo de algunos delincuentes imbéciles que lo que hacen es pinchar con un alfiler como si fuera una “broma de mal gusto” a sabiendas o no de que es un delito?

A juzgar por los datos disponibles hasta el momento, (no hay sustancias encontradas en muchos de los pinchazos, por ejemplo) me permiten sospechar que el llamado efecto imitación, por la dimensión mediática que está teniendo este suceso, tiene algo que ver y que el empeño en crear pánico en las chicas y sus familias pudiera ser, en estos últimos casos, un elemento relevante.

Con todo, resulta difícil aceptar que pueda ser una estrategia coordinada, entre los diferentes casos, de un grupo concreto, tipo Incel.

Abusar del vulnerable, en todos los ámbitos de la vida, es más viejo que la pana. Es una condición humana presente en una buena parte de la población a escala planetaria. La maldad como rasgo característico de nuestra especie, que no distingue de sexos, emerge en infinidad de situaciones donde la desigualdad es la protagonista. En la pandemia, como botón de muestra, muchos/as se han hecho millonarios/as con el sufrimiento y la muerte ajenas, con algunos casos sangrantes de corrupción y chanchullos familiares con dinero público.

El abuso y el acoso se produce en la escuela, en los centros de trabajo, en las familias…El engaño a personas con discapacidad, al incauto, al honesto… forma parte de la vida de amplios sectores de la sociedad. Los clásicos listillos, vaya. Y no citamos al mundo financiero y dinerarios, en el que “sálvese el que pueda” es un elemento definitorio. La guerra cruel de Rusia contra Ucrania es el ejemplo más despiadado, a unos cuantos cientos de kilómetros de nosotros, donde el poderoso se apropia de todo lo que poseen sus vecinos, incluso de su vida. Como en cualquier guerra. Pero, ¿Quién se lo imaginaba en el S. XXI, en un continente europeo civilizado y moderno, con extraordinarios avances en derechos sociales?

Emborrachar a alguien para abusar de él/ella o violarle es una práctica ancestral. Es una forma de  VIOLENCIA SEXUAL QUE NO HA CESADO DESDE MUY ANTIGUO, particularmente la ejercida sobre las mujeres y menores. Este tipo de conductas revelan, cuando menos, la cobardía, egoísmo y ausencia total de empatía y compasión, de algunos hombres que planifican este tipo de agresiones. Brutal.

En consecuencia, en mi opinión, lo que ha cambiado algo son los productos y las técnicas que se utilizan y que, este verano caluroso, ha traído consigo la aparición de diferentes casos de la denominada sumisión química -de la que se ha venido hablado muchos meses atrás- en otras tantas regiones españolas y fuera de nuestras fronteras, produciendo una cierta alarma social. Como suele acontecer, dejará el protagonismo pronto y se olvidará en los próximos días, al igual que la pavesa que asciende unos segundos y desaparece al poco tiempo.

Es probable que esta trascendencia mediática, favorezca que, en algunos casos, se lleve a cabo como imitación, una mera repetición para conseguir “un minuto de gloria” en los medios de comunicación, por parte de algunos/as descerebrados/as, que se arriesgan a hacerlo amparándose en el anonimato cobarde que facilita la multitud, para experimentar la descarga de cortisol o dopamina en su cerebro, que se produce ante la posibilidad de ser sorprendido/denunciado. Y el placer de haberlo hecho e inmune ante la ley. Sospecho que a algunos pirómanos les puede ocurrir tres cuartos de lo mismo.

Incluso que no inyecten sustancia alguna, como han mostrado algunos análisis realizados a víctimas de esos pinchazos y, consiguientemente, se trate de experimentar una cierta satisfacción, tanto por el riesgo de ser descubierto, como por el mero hecho de generar sufrimiento en la otra persona, revelando un evidente egoísmo y una ausencia total de empatía. Un psicópata cobarde.

Sumisión química

Nos referimos a sumisión química a suministrar variopintas sustancias, por diferentes vías (oral, nasal, parenteral, intravenosa …) con premeditación, sin el consentimiento expreso de la víctima, con fines delictivos (agresión sexual, robo, violencia, demostración de poder…) con el empeño de que la persona pierda el control sobre su conducta, anulando total o parcialmente su voluntad y dejándola a merced del verdugo.

De todas maneras, no resulta fácil dejar totalmente inconsciente a alguien con un simple pinchazo, ya que va a depender de la dosis y de la molécula que se inyecte. Tampoco parece claro que los efectos sean inmediatos, por lo que se puede reaccionar, pedir ayuda y siempre denunciar.

Por tanto, se utilizan diferentes sustancias, ingredientes químicos o fármacos que deprimen el sistema nervioso central, trastocando el nivel de conciencia y, por ende, dejando a la víctima con una cierta alteración de su voluntad, como adormecida y sin capacidad de respuesta. 

El alcohol, ha sido y sigue siendo, un elemento muy frecuente para cometer tales fechorías, como producto específico y como contexto. Una chica ebria es más vulnerable para añadirle otras sustancias o drogas más eficientes todavía. Por eso se distingue entre vulnerabilidad química y sumisión química.

Repetimos que, el alcohol, puede llevar a esa situación por sí solo, llegando a producir una intoxicación o coma etílico. Los sanitarios de urgencias están acostumbrados a este tipo de experiencias. Por cierto, vivimos en una cultura pro-alcohol hasta las trancas y no hay quien se atreva a “meterle mano” a este tóxico, responsable de un numero insoportable de muertes, enfermedades y lesiones, solo desde el ámbito de la salud .

Según algunos estudios, el alcohol está presente en un 80 % de este tipo de delitos, y el 20 % restante corresponde a las sustancias denominadas benzodiacepinas, el GHB o éxtasis líquido (potente depresor del sistema nervioso central), la ketamina (droga disociativa con potencial alucinógeno, derivada de la fenciclidina)y de forma muy limitada la burundanga o escopolamina (que se extrae de una planta que se llama Datura estramonio). Estas parecen ser las más usadas, pero no las únicas, ya que hay numerosas drogas de uso muy común, que alteran la percepción, la conciencia y la voluntad, dependiendo del tipo de narcótico y de su dosis.

Desde el punto de vista de los síntomas que suele presentar este estado de sumisión química, usualmente se destacan: sueño profundo, dolor de cabeza, alucinaciones, alteración de la voluntad, paralización total o parcial de la motilidad corporal, desorientación, malestar general, náuseas, cansancio, visión borrosa, desorientación, alteraciones cognitivas en la memoria y en la capacidad de evaluar y decidir. Según sus testimonios, algunas de las víctimas no suelen recordar nada de lo ocurrido.

Por lo que se sabe, porque no hay detenidos confesos en estos casos recientes, se sospecha que la inmensa mayoría de estos agresores sean hombres. Por contra, lo cierto es que las víctimas son, en su inmensa mayoría también, mujeres, aunque hay algunos casos de varones. En consecuencia, podrían considerarse casos de Violencia de Género.

No obstante, el uso de alcohol o drogas por parte de varones para robar/abusar de otros hombres, sean menores o no, existe y también hay que contemplarlo. Hay algunos también donde la agresora es mujer.

Ciertos informes han señalado que en el 80% de los casos registrados en España, los autores son conocidos del entorno de la víctima.

De la gravedad de este problema, da cumplida cuenta un reciente estudio de la Universidad de Barcelona y del Ministerio del Interior, realizado hace un año, estimando que “un 31% de los actos de violencia sexual, graves y sobre mujeres adultas que acuden a urgencias médicas por la agresión, se dan bajo los efectos de la sumisión química”, es decir, el uso de sustancias químicas con el propósito de anular la voluntad de la víctima.

En España sorprendentemente es tipificada como abuso sexual y no como agresión sexual, cuando es fácil de entender que es una forma clara de violencia.

Por otra parte, diferentes sectores profesionales señalan que no hay protocolos claros y unificados de actuación en los diferentes hospitales, aunque muchas veces la víctima dice no acordarse de nada.

Factores explicativos.

Y la pregunta que nos formulan a menudo: ¿Por qué hay hombres (la mujer es excepcional) que usan este tipo de estrategias para violar, robar o abusar de una mujer (el hombre como víctima de una mujer parece ser un hecho muy poco usual, pero no de otro hombre)?

La respuesta a esta interrogación es muy compleja y todavía no conocemos con exactitud todas las variables intervinientes y sus implicaciones reales. Además, cada caso y cada persona tiene sus peculiaridades. No parece razonable considerar aquellas ideas simplistas, que tratan de solventar este problema achacándolo a una única variable como responsable de la sumisión química, sino que, muy al contrario, se acepta que son numerosos factores y que su concatenación aumenta la probabilidad de que se lleve a cabo la agresión. Determinados componentes, pueden ser desencadenantes, facilitan/favorecen o exacerbantes.

En mi opinión, es imprescindible disponer de esta visión multifactorial, no solo para entender y comprender la complejidad de este fenómeno si no, y así mismo, porque es absolutamente necesaria en orden a diseñar programas tanto de atención a las víctimas como de prevención y , del mismo modo, a aquellos encaminados a la rehabilitación de los agresores sexuales, si en verdad lo que se pretende es que esta lacra comience a disminuir.

Dejando de lado el robo u otras motivaciones, la consideramos como una agresión sexual, y como tal ya ha sido analizada en este mismo blog, en varios artículos, en particular en este, en el que destacaba determinados aspectos que resumo:

Variables estructurales

a) Las desigualdades sociales existentes en general, y entre los hombres y mujeres en particular, matriz en donde se facilita y permite ejercer el poder de quienes lo detentan, contra quienes carecen de él. La vivencia sexual es una de las áreas, particularmente significativa, donde se aprecia más claramente ese poder.

b) La violencia, en general, está normalizada en la vida y en las relaciones de amplios sectores de población, más acusado en algunos países y culturas, por lo que va a impregnar las relaciones entre hombres y mujeres, trasladándose a sus casas, a sus alcobas, a las calles oscuras y solitarias o a las discotecas. Cualquier sitio es válido para llevar a cabo la fechoría.

Como ya he señalado las violaciones que se cometen a diario en la guerra de Rusia contra las mujeres y menores (también en algunos hombres) en Ucrania, es la evidencia más brutal de esta violencia irracional que se ejerce contra las mujeres de los vencidos, como una muestra de poder.

c) El portal Geoviolenciasexual ha documentado 274 agresiones sexuales y violaciones múltiples en nuestro país, entre los años 2016 y 2021. Según algunos medios, como LA SEXTA, en España se cometen seis violaciones al día. Un estudio del Instituto Andaluz de la Mujer subraya un incremento de chicas adolescentes atendidas por violencia de género y sexual: un 15,7% más en 2021, comparativamente con los obtenidos el año anterior.

No obstante, diferentes expertos estiman que las denuncias que se realizan en este tipo de delitos son solo un porcentaje mínimo de los abusos y agresiones sexuales que en realidad se producen.  Alguna también habrá que quiere recoger protagonismo, aunque son excepcionales.

d) Valores culturales muy extendidos, como el machismo o la asociación entre la violencia y la sexualidad, son aspectos de singular importancia en este fenómeno. El poder que ha tenido el hombre, y los privilegios que le ha comportado, cristalizan en la potestad de disponer del deseo sexual de la mujer a su antojo, en base a una supuesta mayor necesidad sexual y a un derecho incuestionable. La violencia sexual o la prostitución son ejemplos claros de ese mal uso del poder masculino.

e)  En nuestra sociedad hipersexual, hay una permanente erotización de la violencia, una realidad demasiado arriesgada y peligrosa. Algunas canciones, ciertos videojuegos, juegos de mesa (hace unos días hablaba en un artículo de uno de ellos), el consumo generalizado y transversal de la pornografía violenta u otros fenómenos sociales,  que lo que hacen es legitimar, amplificar y generalizar la violencia sexual en menores y jóvenes que, no hemos de olvidar, tienen su cerebro inmaduro y en proceso de desarrollo.

La Psicología ha mostrado los modos y maneras de cómo los seres humanos aprendemos conductas violentas desde muy pronto. Psicólogos reconocidos como Albert Bandura, demostraron que los patrones violentos se aprenden desde la infancia, por la imitación que los niños hacen de lo que observan a partir de los modelos de su entorno.
Concluyó que los niños y las niñas copiaban a los adultos de su mismo sexo en mayor proporción, aunque, en términos generales, las conductas violentas eran más usuales en los chicos.

En consecuencia, sabemos de la importancia de los modelos de aprendizaje basados en la imitación y en el modelado, las neuronas espejo o los superestímulos sexuales, toda vez que de la experiencia y casuística clínica y las muy diferentes investigaciones existentes al respecto, cuestiones de las que hemos hablado en otros artículos de este blog.

f) La aparición de Internet, su importancia y trascendencia hay que citarla necesariamente ya que, además de cambiarnos la vida, las relaciones y el tiempo libre, ha favorecido conductas adictivas (Internet es la madre de buena parte, si no todas, de las nuevas adicciones digitales) y, particularmente, ha metido la pornografía en todos los hogares y en todos los dispositivos de acceso. Sobre esto hemos hablado aquí y aquí.

g) Vivimos en una sociedad con un sistema socioeconómico neoliberal que instrumentaliza la sexualidad con fines de consumo, con los que obtiene jugosos dividendos. El sexo se utiliza para vender cualquier producto. La hipersexualización social es un hecho indiscutible, extendiéndose no solo por el porno, sino en los anuncios, en algunas modalidades de canciones como el rap y el reguetón o en los vídeo juegos, como ya se ha dicho y en donde la asociación de violencia y sexualidad es palmaria e inaceptable.

h) Las disposiciones legales son, sin duda, también de una gran importancia. Procesos de denuncia lentos, complejos y revictimizantes, leyes laxas con los agresores o falta de formación y sensibilidad de muchos de los profesionales que están en estos circuitos jurídicos, probablemente incentiven esos comportamientos. Por otra parte, la existencia de programas adecuados de rehabilitación es imprescindible de cara a prevenir la reincidencia.

Mientras escribo estas líneas, me entero que un capataz de Murcia, violó a una jornalera, reconocido por él mismo, se libra de la cárcel, siendo condenado a una multa de 6000€ y un curso de educación sexual. Subrayo lo de educación sexual porque me encantaría conocer los contenidos, metodología y quien lo imparte.

i) Hay un cierto acuerdo que el hogar, es decir el entorno afectivo cercano, es un lugar de alto riesgo para la realización de las agresiones sexuales, razón por la que, así mismo, convendría considerar.

2. Variables personales

a) Solo algunos hombres violan, lo que nos lleva a considerar determinados rasgos de personalidad, contingencias ocurridas en la biografía de ese sujeto agresor, así como trastornos en su autoestima o carencia de habilidades sociales y en su asertividad, en la medida en que son más influenciables por la presión del grupo o por el protagonismo que se le da en los medios de comunicación.

b) Esta presión por imitar (y evitar ser sorprendido y detenido) el protagonismo que los medios confieren a estos hechos es un elemento asimismo a considerar. En realidad, para estas personas, parecería que no comporte especiales dificultades atreverse a hacerlo, en una discoteca, con escasa visibilidad, con grupos numerosos y con los individuos muy próximos físicamente. Tal vez esa tensión de si me pillarán o no, lo conseguiré o no, podría ser un acicate para cierto tipo de personalidades.

c) La existencia de trastornos obsesivo-compulsivos o de trastornos paranoides también hay que tenerlos en cuenta, así como ciertos rasgos psicóticos destacando la ausencia de empatía, culpa y el egoísmo personal, de tal modo que el agresor no se reconoce como tal, circunstancia que probablemente se exacerba con los discursos negacionistas, cada vez más en boga, y que parecen penetrar con suma facilidad en determinados colectivos juveniles.

d) Antecedentes familiares de hogares inadaptados, desestructurados, violentos o de abusos, no habría que obviar tampoco.

3. Variables circunstanciales

El consumo de alcohol, drogas u otras estimulantes parece estar asociado a este fenómeno, al igual que los entornos de ocio y tiempo libre en épocas veraniegas y de buen tiempo. Los conciertos, botellones, fiestas populares… parecen estar igualmente vinculados.

4. Variables educacionales

A nosotros nos resultan especialmente interesantes dos: La ausencia de una adecuada educación sexual profesional y científica y el consumo generalizado, sin control alguno, de Películas Sexuales violentas (PSP), factores sobre los que venimos insistiendo desde hace más de 40 años y que han sido analizadas en varios artículos de este blog.

A menudo estos agresores no tienen conciencia de delito, consideran que ligar es muy fácil y que a las mujeres les gusta que las presionen para que se conviertan en unas ninfómanas sexuales. Estas tres creencias o valores, entre otros muchos, son la consecuencia directa del aprendizaje de los modelos de comportamiento que ofrecen las Películas Sexuales Pornoviolentas (PSP). La pornografía no es neutra: ofrece informaciones, actitudes, valores y conductas presentadas como normales y que menores y jóvenes se creen a pies juntillas, visionadas cientos de veces, excitados y experimentando placer con la masturbación o las relaciones sexuales subsiguientes a la exposición a estas representaciones audiovisuales.

Es muy frecuente en los guiones de diversos vídeos porno, que la actriz sea engañada o presionada para finalmente acabar cediendo, encantada y colaboradora, a las diferentes y torticeras presiones del actor, incluyendo “tomar algo” previamente. Excitarse con frecuencia, con este tipo de vídeos puede ser un riesgo importante para, trasladar la acción a la vida real en determinadas personas.

¿Qué hacer?

¡Tantas cosas que quedan por hacer! Como bien sabes, amable lector/a, si sigues mis publicaciones, soy un defensor acérrimo de la educación sexual profesional como recurso, uno de los pocos que disponemos, para modificar valores, actitudes y conductas, a sabiendas de sus limitaciones, responsabilidad de todas las agencias educativas, a tenor de que es un instrumento imprescindible.

En muy diferentes artículos de este blog he formulado propuestas y medidas a tener en cuenta, conscientes de las dificultades de llevarlo a cabo,. Tengo razones para afirmar tal cosa, entre ellas, llevar 44 años reivindicándolo y ofreciendo alternativas concretas de formación, divulgación y elaboración de materiales educativos, experiencia que ha cristalizado en nuestro programa TUS HIJOS VEN PORNO en el que proponemos diferentes recursos educativos para prevenir las agresiones sexuales. Clica aquí, si quieres más información.

Esos programas educativos deberían considerar los factores anteriormente expuestos e incidir particularmente en los chicos, para que NO: droguen, agredan, vejen, maltraten, violen ni intimiden a ninguna mujer. NUNCA. Y, a las chicas, que se cuiden, capacitándolas para que dispongan de recursos específicos y eviten situaciones de riesgo, porque seguirán habiendo agresores y agresiones sexuales durante mucho tiempo y, mientras tanto, tienen que protegerse.

(*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag:  #PornEducationParaElFinde

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