Lo siento, cariño, he tenido un gatillazo.

Foto portada: Nathan Cowley en Pexels

PornEducation para el finde, ¿te atreves? (*)                   #PornEducationParaElFinde

Un nuevo artículo de José Luis García para leer y reflexionar el fin de semana.

“Llevo una temporada agobiado por mi vida sexual. Algunos días pierdo la erección al inicio de las relaciones sexuales. Otros ni siquiera se pone duro. Mi mujer se da cuenta y no dice nada. Sé que le preocupa. No tengo ni ganas de acercarme a ella. No sé qué hacer”. R. 43 años.

Si eres hombre, ¿alguna vez has tenido un gatillazo? Si eres mujer ¿tu compañero ha tenido esta experiencia? Es decir, y en términos más populares y desenfadados, ¿un día, teniendo relaciones sexuales no tuvo erección, no se le puso dura, o la tuvo, pero la perdió?

Bueno, pues hoy vamos a hablar muy sucintamente de la disfunción eréctil masculina, que es un trastorno sexual mucho más complejo y que puede manifestarse a través de un gatillazo. Por consiguiente, estamos hablando de algo que preocupa profundamente a muchos hombres, a sus parejas, y que tiene serias repercusiones en el conjunto de la vida de la persona afectada , sí como de su compañera/o. Un varón con disfunción eréctil sufre enormemente e, inevitablemente su pareja, siempre que haya una relación armónica.

Me atrevo a considerar que el consumo generalizado y habitual de pornografía ha introducido una nueva variante de la “ansiedad del rendimiento”, más acusado en los chicos: una preocupación excesiva por emular el comportamiento del actor porno de turno. Empeño imposible absolutamente, condenado a la frustración y a la eventual evitación de las relaciones sexuales, por temor al fracaso.

Ni hay esos penes de más de 22 cm, porque son excepcionales, ni es posible esas erecciones y orgasmos interminables o esos coitos alternativos por las oquedades femeninas, como si no hubiera un mañana, y sin condón. Es decir, fomentando la conducta sexual irresponsable y arriesgada. Pero el drama es que algunos chicos jóvenes y también adultos, “se lo creen” , razón por la que su vivencia sexual puede estar llena de sobresaltos e insatisfacciones.

No vamos a considerar esas teorías, claramente interesadas que nos vienen a decir que la disfunción eréctil es resultado fundamentalmente de causas biológicas, que es un buen indicador de un infarto para los próximos dos o tres años y que el único tratamiento es el farmacológico, apoyándose, en algunos casos, en investigaciones y estudios financiados por los propios laboratorios que fabrican esos medicamentos.

Aunque ocurrió hace algún tiempo, todavía recuerdo la angustia de Javier, un paciente nuestro de 18 años que un viernes de marcha tuvo un gatillazo con una chica y que, leyendo ese tipo de noticias, inmediatamente me llamó angustiado porque pensaba que le iba a dar un infarto.

No, amigo Javier, no pienses que eres un candidato a tener un infarto o una isquemia coronaria aguda por ese hecho, trataba yo de decirle.  Preocúpate más de cuidar tu alimentación, de no fumar ni beber alcohol y hacer ejercicio físico frecuente… incluyendo hacer el amor con tu chica y disfrutar de ello que es, entre otras muchas cosas, un ejercicio físico maravilloso, muy saludable por cierto y que puede prevenir otros problemas de salud.

¿Cuántos hombres de los que han tenido episodios de disfunción eréctil han tenido luego un infarto, ictus o isquemia coronaria? ¿Y cuantos no? ¿Cuántos del primer grupo eran fumadores, tenían hipertensión, niveles altos de colesterol, consumían alcohol o sustancias estimulantes, eran obesos o no tenían hábitos saludables? Es preciso investigaciones más amplias sobre ellas y tener especial cautela al informar de estas cuestiones.

Por tanto, y si bien puede haber un determinado número de casos, nadie lo pone en duda, no se puede deducir que siempre la disfunción eréctil es un síntoma centinela de riesgos cardiovasculares y que su tratamiento es exclusivamente con determinadas pastillas de colores, auténticos pelotazos económicos de la industria farmacéutica. Sabemos muy bien que un hombre preocupado por su erección es un excelente candidato a tomar lo que sea, lo que haga falta, y que, además, lo va a mantener en secreto. Hay también un claro riesgo de adicción a estos fármacos. El sueño de los laboratorios farmacéuticos.

Es conocido que ciertos lobbies de la industria de la alimentación han encargado informes falsos acerca de los beneficios, por ejemplo, del azúcar en la salud, de la carne de macrogranjas o de las tabacaleras, financiando investigaciones sobre las bondades del tabaco. Podría decirse otro tanto del alcohol, las drogas, las Películas Sexuales Pornoviolentas (PSP) o los vídeo juegos. El todopoderoso don dinero prima sobre la salud de la ciudadanía, en este sistema socioeconómico que solo parece tener espacio para el consumismo galopante.

Consideramos que el lobby de la industria farmacéutica, en general, tiene demasiado poder en el conjunto de la atención sanitaria en nuestro país y que, en el ámbito de la conducta sexual masculina, es aún más evidente.

¿A qué viene tanto interés por el pene erecto del varón? ¿A quién beneficia esta “movida”? Es obvio el negocio farmacéutico extraordinario: los propios laboratorios dicen que en España hay al menos dos millones y medio de varones con una disfunción eréctil. Resulta fácil imaginarse los cuantiosos ingresos que supone consumir de por vida este medicamento. Cada pastilla puede costar en torno a los 10-15 €., por lo que, con una frecuencia razonable de relaciones sexuales, te va a suponer no un ojo de la cara, si no los dos. A este paso para no pocos varones, tener relaciones sexuales va a ser un asunto inalcanzable y solo para los ricos.

De momento esta estrategia refuerza el modelo tradicional de que la erección y el coito son lo más importante en una relación sexual. Toda gira alrededor de esta premisa. Pero nos preguntamos ¿Las parejas son más felices? ¿Se trata de un enderezamiento del miembro o de conseguir una relación sexual más saludable y gratificante?

Por tanto, podría decirse que, probablemente, la mayoría de los hombres, en algún momento de su vida, pueden sufrir uno o varios gatillazos. El cuerpo y la mente nunca están al 100%. Cualquier preocupación, cansancio, estrés, despiste, falta de concentración…etc. puede ocasionar ese comportamiento. Lo que hay que hacer es tranquilizarse y no pensar que estamos ante un grave problema cardíaco para el futuro cercano. La actitud de la mujer o pareja tiene en este primer momento una gran importancia: apoyo incondicional y una implicación más activa.

Foto: Pilarín Bayés

No parece una estrategia aconsejable, aprovechar ese momento para “pasar otras facturas” de la convivencia.

Para ambos: tranquilidad, no pasa nada. Que no cunda el pánico. La inmensa mayoría de las veces no es un indicador de una patología grave, sino que es una conducta normal. En términos generales, la preocupación por “el rendimiento” y por quedar bien, es decir, “por cumplir”, la duda de que no va a salir bien, de que va a fallar, o lo que es lo mismo: la angustia y la ansiedad acerca de la erección y otros muchos factores psicológicos, provocan y mantienen la disfunción eréctil.

A mi entender, este es uno de los costes psicológicos que el hombre tiene que pagar por la supuesta superioridad que le ha conferido tradicionalmente la cultura machista, como he señalado en otros artículos. La brutal competitividad masculina en el ámbito sexual es una de las consecuencias negativas del machismo para los propios varones, que lo único que genera es sufrimiento. El hombre siempre tiene que estar disponible y su pene funcionar cuando el quiera… y eso no es así en la respuesta sexual masculina.

La ansiedad

La ansiedad es, tal vez, la enemiga más encarnizada de una sexualidad saludable y gratificante. Si ante una relación sexual, incluso las horas y días previos, la ansiedad se descontrola, la probabilidad de que el resultado sea frustrante es elevada.

Si estamos pendientes de la erección, con la atención fijada en los centímetros que tiene o deja de tener el pene,  inclusive mirándolo, tocándolo o imaginándolo, desconcentrados de lo realmente importante en ese momento, estamos anticipando el fracaso, con el temor de que no va a funcionar… y, en consecuencia, NO VA A FUNCIONAR. La ansiedad anticipatoria es la clave.

A menudo esa sensación es previa a otra experiencia similar, aunque no necesariamente. Lo que sí puede resultar cierto es que, una tentativa de fracaso, puede servir de soporte para que vuelva a ocurrir. El circulo vicioso perfecto, característico de la conducta sexual y el de la profecía autocumplidora.

¿Qué habría que hacer?

Entre otras cosas, sugerimos que ambos miembros de la pareja tienen que hablar de esas preocupaciones, con normalidad y luego, tal vez, cambiar algunas de las prácticas sexuales que venían haciendo. Sugerimos, por ejemplo,, introducir algunos cambios en el horario, en los juegos…tomarse las cosas con mayor flexibilidad, divertirse, reírse y pasarlo bien, usar juguetes, ver alguna peli sexual  erótica (PSE), introducir un lenguaje erótico y atrevido…. en definitiva, combatir la rutina y la monotonía sexual que son algunos de los enemigos de las relaciones sexuales.

Con esto, a veces, es suficiente. Claro que no es igual la respuesta sexual de los 18 años que a los 50. Tienes que saber que los hombres necesitan estimulación directa y variada en el pene a partir de la década de los 30. La pareja tiene que acariciarle directamente el pene, con la mano, con la boca o con cualquier otra zona corporal. Y él, estar tranquilo y disfrutar solo de ese momento y no pensar en que, si se le pondrá dura o no.

Si aun estando tranquilos el problema se repite varias veces, entonces convendría consultar a un/a psicólogo/a especialista en conducta sexual. En España, en algunos servicios de salud públicos suelen existir unidades específicas. Nosotros hemos tenido el placer de trabajar en uno de estos durante casi 36 años. El experto, valorará si hay un componente orgánico o bien si es de naturaleza psicológica o de relación o ambas cosas. Y, en su caso, derivará al especialista médico andrólogo correspondiente para una mejor atención. Hay diferentes modelos psicológicos de terapia sexual, además de las pastillas de colores – que no hay duda de que algunos hombres necesitan – para curar esta disfunción. Lo ideal es un abordaje multidisciplinar, aunque sabemos que es muy difícil, porque la tarta de esta disfunción es muy golosa y cuesta compartir un trozo.

Con todo, tenemos que considerar que, independientemente del origen de la disfunción eréctil, la inmensa mayoría de los hombres que padecen este problema, sufren enormemente, porque ese hecho afecta directamente no solo a su vida afectiva y de relación, sino también a su identidad como persona y como varón. Y este aspecto, también hay que abordarlo terapéuticamente por el/la psicólogo/a especialista en conducta sexual.

(*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag:  #PornEducationParaElFinde