MUCHO CUIDADO CON EL JUEGO  Guatafac

Desde diferentes medios me llegan informaciones de un juego que, al parecer, está arrasando en ventas y me piden mi opinión. No lo conozco, si bien he tratado de documentarme en diferentes fuentes y, a juzgar por estas múltiples reseñas consultadas, en otros tantos medios, tengo clarísimo que no lo compraré jamás y desaconsejaré utilizarlo.

Un producto tiene éxito porque se compra, incrementando los beneficios y su generalización. Otra cosa es conocer su contenido antes de comprarlo, guiándote solo por la promoción publicitaria.

Por otra parte, he dudado de si hacer o no este artículo, por cuanto supone dar publicidad gratuita a este pasatiempo, circunstancia con la que estoy seguro cuentan sus creadores y, a no dudar, les beneficiará. Pero, en fin, en aras de informar a quienes pueda interesarle, me atrevo a escribir unas líneas, con la finalidad de prevenir su uso en menores, -aunque lo citen en la información promocional- grupo de población que es el que me interesa, porque los mayores son eso, mayorcitos, para tomar sus decisiones y dedicar su tiempo libre a lo que les plazca.

Con todo, dudo que haya muchas mujeres y hombres documentados y sensibles que jueguen y, mucho menos en familia.

Según  esta web , debe su nombre al vulgarismo inglés «What the fuck!«, que viene a significar algo así como «¡Qué demonios!» o “!Qué hostias!” en versión algo más dura. Se emplea con mucha frecuencia entre los jóvenes de Estados Unidos.

Lo primero que habría que considerar es que se trata de una de tantas propuestas lúdicas y de entretenimiento en donde se instrumentaliza el sexo para reforzar y divulgar valores inaceptables en una sociedad moderna, civilizada y que se pretende igualitaria. Una más entre canciones, videojuegos, porno…que vinculan el sexo con la violencia.

Por otra parte, esta iniciativa forma parte de una serie de juegos que abundan en el mercado que se venden como “irreverentes, extraños, transgresores, atrevidos…” como CARDS AGAINST HUMANITY’ donde gana el que sea peor persona, WASA, BAD PEOPLE o AMIGOS DE MIERDA.

En el que hoy nos ocupa, según una web: “es un juego de cartas en donde tienes 8 segundos para adivinar los pensamientos más bizarros de tus amigos, familia o meros extraños con los que tendrás que compartir honestidad, espontaneidad y respuestas sin censura”se lee en una de las páginas que lo promocionan por doquier.

En otra, con un lenguaje inaceptable nada inclusivo y de tiempos pasados,  se indica que “El jugador con el coeficiente intelectual más bajo se llamará “Maestro Guatafac”. Saca la primera carta de la baraja y pregúntale al amigo de tu izquierda (si sabe leer) lo que dice la carta. En el caso de que todos seáis subnormales deberéis turnaros el rol de “Maestro Guatafac”.  

Este hecho, el de hablar de subnormalidad en el S. XXI, por sí solo, ya sería una buena razón para rechazarlo. Pero, sigamos.

Los chistes sexuales

El sexo siempre ha sido motivo de chanza, chiste…porque da mucho juego. Jaimito ha sido el sexólogo -machista, ignorante que va de listo, rancio como pocos- de varias generaciones, que provoca risas y chirigotas con temas frívolos, barriobajeros, denigrando a las mujeres, a las personas con discapacidad o a los menores, por señalar los más conocidos. Este fenómeno ha sido, y sigue siendo, una manera muy eficiente de hacer educación sexual, de generación en generación, pero muy negativa y nada saludable desde el punto de vista de la salud sexual. Mitos, estereotipos, exageraciones, mentiras y machismo…sí, y machismo a raudales.

Pero, claro, es un chiste y “no tiene ninguna importancia”, ” no hay que exagerar”.

Chistes zafios y de muy mal gusto y que se siguen contando en muy diferentes ámbitos, sobre todo en reuniones donde ya se ha bebido alcohol. Los que me seguís en RRSS y en este blog sabéis de mi compromiso contra la asociación de la violencia y la sexualidad, porque existen pruebas sobradas de los graves riesgos que comporta en la salud sexual y en las relaciones afectivas, sexuales y emocionales entre las personas. En este blog, por ejemplo aquí, he escrito diferentes artículos sobre ese asunto.

Vivimos en una sociedad violenta y la violencia está por doquier, ejerciéndose desde muy diferentes formas y maneras, generalmente contra las personas más vulnerables. El poderoso ejerce la violencia para defender, mantener y ampliar sus privilegios.

Hay pornografía violenta, videojuegos violentos, canciones violentas… que instrumentalizan la sexualidad como un elemento de atracción, a sabiendas de que interesa a la gran mayoría. Y juegos como el que motivan estas líneas. Y todo va sumando…

En consecuencia, considero que es un grave error trivializar cuestiones como las agresiones sexuales, los abusos sexuales a menores, conductas sexuales no saludables, parafilias...y cualquier otra situación que vincule sexualidad y violencia, utilizando la excusa de un juego de cartas.
Nada de lo que rodea a las conductas sexuales y violentas es neutro. Absolutamente nada. Son dos dimensiones humanas, verdaderos motores de la evolución de la especie, a las que nuestro cerebro presta especial atención, porque están directamente relacionadas con la supervivencia de la misma.
Por ello, es demasiado arriesgado banalizar estas cuestiones tan profundamente emocionales y vitales. No se puede conceder el carácter de normalidad a cualquier actividad que vincule el sexo y el dolor/sufrimiento, bien sea violencia física o psicológica, vejación o degradación hacia cualquier persona, más aún si es menor, tiene un tono de piel distinta o presenta alguna discapacidad. No se puede. Debería haber alguna línea roja. ¿Cuándo vamos a parar esta bola de nieve que va cuesta abajo, sin control?

En este juego se trata, nada más y nada menos, de normalizar las relaciones incestuosas, la prostitución o las agresiones sexuales a menores, entre risas y divertimentos varios, en razón de que “Jiji jaja…no tiene importancia… es solo una manera divertida de pasar el rato…”

Y encima, habrá que reírse, hacer bromas, porque es un juego divertido y sexy, sin trascendencia ninguna, para pasar el rato…Tela, tela.

Pues no: hay otras muchas maneras de pasarlo bien, sin herir sensibilidades, ser zafio y grosero y legitimar valores trasnochados, que provocan sufrimiento.

El entretenimiento en cuestión, según las referencias consultadas, es extremadamente sexual y sexualizado. Además de que las suegras, como suele acontecer, salen muy mal paradas, o que induce y fomenta el consumo de alcohol, se habla explícitamente de cuestiones como “follarse a la madre, correrse en la cara de tu hermana, prostituir a tu abuela, anticonceptivos y bukkake o usar drogas con una amiga”, cual película porno incestuosa. Se vende, cómo no, también en Amazon, empresa que prohibió mi libro sobre la pornografía, previamente publicado por ellos mismos. Manda huevos con la doble moral del neoliberalismo salvaje.

Di tres cosas que no puedes hacer con un micropene, da tres razones para ponerle un condón a un pepino, o cita tres técnicas de engaño para que se lo traguen son algunas de las más suaves. Supongo que el joven que tenga complejo de pene pequeño, maldita la gracia que le hará participar en esa pregunta.

No voy citar más frases porque algunas son muy ofensivas y repugnarían a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, pero eso es solo una muestra.

“Entre sus 480 cartas hay además 80 con funciones especiales que imponen castigos a los jugadores, como beberse un chupito porque sí u obligarle a dar siempre respuestas subidas de tono”, dicen en el diario MARCA.

Sin embargo en otros artículos se señala el riesgo de beber alcohol: “Muchos utilizaréis Guatafac para beber, (…) pero lo que no os recomiendo, para nada, es que consumáis bebidas alcohólicas, porque no llevan a ninguna parte”.

El jueguecito en cuestión.

El pasatiempo citado es promocionado en su propia página web, como “El juego más divertido para llevar a tus fiestas” o “!El juego de mesa más cachondo!”

Sus creadores tienen otras modalidades de festejos y diversiones similares  – que no cito para no hacer más publicidad- cuyo marketing advierte que:  “POR FIN LLEGA A ESPAÑA EL JUEGO PARA MENTES SUCIAS COMO LA TUYA! 🤯”, “480 cartas muy macabras” o “Perfecto para las juergas con colegas” …que se vende en muchas librerías, papelerías y plataforma de Internet.

Tienen una variante de GUATA Family y, según informan, ya tienen una versión en francés. Sospecho que va a tener un éxito extraordinario y eso no saldrá de balde.

Y lo más sorprendente, insólito y criticable es, que sus autores, consideran que este juego es perfecto para enseñar a menores a leer, mientras que el diario MARCA no duda en calificarlo “espacio para el humor irreverente y ácido”.

El marketing cuida también cuestiones políticamente correctas, contemporizadoras y “sostenibles” acorde a los tiempos que corren, como por ejemplo que “Las preguntas de sus cartas han sido pensadas en España e impresas en la Unión Europea y hacen ver su compromiso con elmedio ambiente ya que el juego ha sido creado con papel de bosques gestionados de forma sostenible.

Además, Guatafac se compromete a donar el 1% de los beneficios de su venta a la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER).”

Curiosamente, este tipo de altruismo ecologista es muy frecuente encontrarlo en este tipo de iniciativas, no sabemos si para acallar la mala conciencia. Algo así como lo que hacen algunos/as famosos/as, cuya agencia encargada de promocionar su imagen, le aconseja hacerse un reportaje fugaz con niños/as pobres de África.

Los juegos como recursos privilegiados para aprender

Por tanto, no hay nada neutro. Todo comporta consecuencias en una u otra dirección. En general los juegos sirven para aprender, para reforzar valores y actitudes, contribuyendo a mantener determinadas creencias, en un entorno lúdico que favorece el aprendizaje. Cualquier experto en ciencias de la conducta, o simplemente docentes observadores, saben que los juegos son instrumentos y entornos privilegiados para aprender y que este proceso parece ser más efectivo en un contexto lúdico.

La alegría y el buen rollo, facilita el aprendizaje de los hechos.

En consecuencia, este tipo de propuestas las rechazaré de plano, no las compraré, ni mucho menos aconsejaré a los menores que la utilicen. Me parece un despropósito que pueda ser utilizado como un juego familiar entre padres/madres e hijos/as. ¿Tenemos que aceptar, sin más, que todo vale con el fin de ganar dinero?

En mi opinión, hay que contribuir a cortar la cadena de su uso en menores, aun siendo consciente de que, en esta sociedad, todo lo que de beneficios es permisible y, por tanto, se venderá como rosquillas. Un producto más… pero nada baladí porque, lo volvemos a repetir, en la unión de la violencia y el sexo, todo suma.

Sinceramente y como conclusión final, no creo que sea un juego para menores.