Sexualidad y afectividad en personas con discapacidad (y III): Una experiencia de formación para profesionales.

PornEducation para el finde, ¿te atreves? (*)                   #PornEducationParaElFinde

Un nuevo artículo de José Luis García para leer y reflexionar el fin de semana.

En anteriores artículos hemos hablado de la sexualidad y la afectividad de las personas con discapacidad intelectual. Hoy comparto una experiencia de formación para profesionales que atienden a personas con Discapacidad Intelectual (DI), en forma de un taller donde se combinan explicaciones teóricas, discusiones y debates, así como supuestos prácticos.

Creo que la sociedad, en general, desconoce en gran medida las características de este sector de población, en particular lo concerniente a los asuntos afectivo-sexuales y las diferentes formas de atención que las entidades públicas y privadas les ofrecen.

En mi caso, vengo proponiendo desde hace muchos años, que es preciso reconocer y legitimar que las personas con discapacidad, sea intelectual o de otra naturaleza, son seres sexuados con necesidades afectivas y sexuales y que, como cualquier otro ser humano, siempre que sea posible y la persona lo demande, requieren una adecuada preparación en orden a una positiva integración de su sexualidad y afectividad a lo largo de toda su vida y en todas sus relaciones.

El silencio y la ocultación no tienen ventaja alguna.

Demanda de los profesionales

La iniciativa surge de los propios profesionales que, en su trabajo cotidiano en viviendas tuteladas y en residencias, encuentran variopintas situaciones y conductas afectivo sexuales en los/as usuarios/as con los que trabajan y que, en no pocas ocasiones, no saben muy bien qué hacer, no solo por la situación en concreto, sino también por la posible respuesta que podrían dar los padres/madres y/o tutores legales de los/as usuarios.

Esta presión que ejercen los padres, sea real o supuesta, es un elemento de gran interés en la cuestión que nos ocupa y una parte importante de profesionales la viven como una Espada de Damocles que se les impone a modo de autocensura.

Pero lo cierto es que los procesos de integración e inclusión o los cambios producidos por Internet, han favorecido nuevas situaciones a las que es preciso ofrecer respuestas inéditas y olvidarse de modelos caducos. Muchos usuarios/as tienen smartphone con acceso a la red y por tanto los riegos sexuales y reproductivos se incrementan.

Conferencia impartida en el Colegio de Educación Especial El Molino de Pamplona

Ya vimos en otro artículo que “sigue existiendo una falta de reconocimiento por parte de la mayoría de la sociedad y de legitimación sobre la sexualidad y la afectividad de estas personas”.

Tambien considerábamos no solos los riesgos de abusos sexuales (con una incidencia mayor que en otros colectivos) o de embarazos no deseados si no, igualmente, los efectos del consumo de pornografía más aún aquella que presenta contenidos violentos ya que, en mi opinión, deberían ser considerados como una prioridad a tenor de la falta de capacitación y educación que tienen estas personas en estos asuntos.

El grupo de trabajo

El grupo de profesionales que han recibido esta formación, son responsables de varias viviendas tutelada -por ejemplo, la que gestiona la micro cooperativa Incluye Navarra, de personas con discapacidad intelectual- en la que viven grupos de personas con diferentes grados de D.I. si bien esta está por encima del 55% y algunos tienen una dependencia moderada. Tambien hay otros trabajadores/as que trabajan en una residencia y 2 becarios/as.

Como es sabido para las personas con D.I mayores de 18 años, la sociedad ofrece diferentes alternativas de vivienda fuera de la familia: residencias diversas y viviendas tuteladas tambien con una gran variabilidad. Existen inclusive parejas que viven solas en pisos, o compartido con otra (s) pareja (s), que disponen de los apoyos externos correspondientes de las entidades municipales o autonómicas, así como de las respectivas familias de ambos, de lo contrario sería prácticamente imposible la experiencia en muchos  de los casos que conocemos.

Generalmente, en las viviendas tuteladas, la organización del trabajo comporta un/a educador/a por turnos rotativos, más el apoyo del responsable de la vivienda y de la dirección. Una de las entidades que participa en el curso tiene, a modo de ejemplo y entre otros objetivos: “animar a la sociedad y a todos a incluir a las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la vida: la educación, el trabajo en empresas ordinarias o en el sector público, la participación en la comunidad y la convivencia común con las personas dentro de la sociedad.”

Para los responsables de este modelo de trabajo, se contempla como una gran familia, con un concepto de atención basado en el vínculo y el afecto. Trabajan desde el modelo de cuidado centrado en la persona, dándole a cada residente una atención individualizada, teniendo en cuenta sus expectativas, deseos, su pasado, su presente…

Desde el punto de vista afectivo relacional, siguiendo a la información que nos han facilitado de las diferentes entidades, en este momento no hay ningún/a residente con una pareja estable al uso, con un compromiso importante. De haberla en el futuro, supondría replantear los criterios que rigen a ese respecto.

Esta realidad pone encima de la mesa el gran problema que tienen la inmensa mayoría de las parejas de personas con discapacidad: no disponen de espacios de intimidad ergo, las relaciones íntimas no son posibles a menos que se arriesguen a llevárselas a cabo en espacios públicos.

En cualquier caso, los/as residentes presentan una gran diversidad de conductas afectivo-sexuales: desde aquellos que muestran interés por el sexo, que al parecer tienen pareja fuera de la vivienda, que consumen pornografía o disponen de un perfil en redes sociales de contactos. Otras personas parecen tener relaciones de noviazgo centradas sobre todo en la amistad, compañía y búsqueda de afecto a través exclusivamente de darse la mano o algún abrazo. En otros casos, la relación de noviazgo se expresa en videollamadas exclusivamente o en redes de mensajería.

Se observan tambien algunos casos en los que podría existir algún tipo de conducta homosexual o bisexual, aunque no está claro, si bien cabe sospechar que no es aceptada por las personas que presentan esa orientación sexual. Tal vez el comportamiento más común pueda ser la masturbación.

Tambien hay algunos que no manifiestan ningún tipo de interés, ni de conducta sexual.

Respetar la diversidad

Esta diversidad, a mi entender, es un fiel reflejo de la realidad social de este colectivo en términos generales: desde aquellos que tienen claros intereses y conductas sexuales, hasta quienes no manifiestan ningún tipo de necesidad de esa naturaleza. Algo similar a lo que ocurre en población sin discapacidad.

Nuestra propuesta es que aquellas personas que sí manifiestan algún tipo de interés en el sexo o presenta algún tipo de conducta afectivo sexual, deberían ser atendidos de manera integral, en colaboración con la familia. Quienes no tienen esas necesidades deberíamos respetarles y, por tanto, no intervenir.

Sin embargo, como ya he dicho, el elemento determinante es la posición de las familias a este respecto: La vida sexual y afectiva de las personas con D.I. será la que sus familias quieran, condicionando decisivamente las actuaciones profesionales, presión que está presente a diario, más si cabe en estas cuestiones que tienen que ver con la intimidad.

Por tanto, la formación habrá de darse tanto a las familias como a los profesionales, porque la coordinación entre ambas instancias es imprescindible. Aquí lo de sumar más que restar es un requisito que tendría que servir de guía, aunque soy consciente de la dificultad de tal empeño.

Vale la pena intentarlo porque la situación de estas personas en el área afectivo-sexual es de un cierto abandono, circunstancia que no beneficia a su salud por los riesgos a los que pueden estar expuestos ya que no tienen una preparación mínima necesaria.  De ahí que, bastantes de ellos, presenten desinformación y confusión, por ejemplo, entre lo que entienden por novios/as y amigos/as, entre lo público y lo privado, entre la realidad o la ficción del porno, entre el amor y el sexo o entre el matrimonio y la pareja por mencionar solo algunos de ellos.

No tengo ninguna duda de que la ignorancia, el silencio y la desinformación incrementan claramente los riesgos sexuales y reproductivos, así como los que conciernen a los abusos/violaciones a personas con discapacidad. Nosotros proponemos un programa concreto de educación afectivo sexual y otro de prevención de los abusos sexuales, denominado ¡No: No quiero que me toques!

El taller se ha desarrollado con gran interés y participación, abordándose las cuestiones que mayor preocupación despiertan en los profesionales: sexualidad y afectividad, conductas sexuales, efectos de fármacos, criterios de intervención en conductas inapropiadas, educación sexual y abusos sexuales.

Si tienes interés en conocer con más detalle este tipo de iniciativas, y más en concreto el programa de formación, puedes consultar este documento y contactar conmigo en el formulario que está al final de esta web.

(*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?, es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag:  #PornEducationParaElFinde

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