PornEducation para el finde, ¿te atreves? (*) #PornEducationParaElFinde
Un nuevo artículo para leer el fin de semana con tranquilidad.

Nota previa

¿Sabes que la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ofrece al alumnado de postgrado, un curso de formación con título propio denominado: “Experto/a en Prevención de los Efectos de la Pornografía en la Salud Afectivo-Sexual”?
¿Conoces a algún/a profesional de la salud, ciencias humanas y/o sociales, a los que les pudiera interesar la posibilidad de formarse, con un título propio universitario, en un área de extraordinario y apasionante futuro de trabajo?
Pues si es así, te agradecería que compartieras esta noticia. Aquí tienes más información.
Vamos al lio.
Hace un par de días, me enviaron en la red social Twitter, un vídeo para que lo conociera y diera mi opinión. Es habitual que me lleguen noticias, post u otros materiales sobre esta temática, circunstancia que agradezco, aunque a veces son dardos envenenados, en particular aquellos que me son remitidos por nicks anónimos, algunos con intenciones aviesas y torticeras.
Este en concreto, me pareció muy significativo por su contenido, más que por las innumerables reacciones que despertó, que también, ya que se hizo viral enseguida. El morbo que generan las cuestiones sexuales no tiene paragón alguno con cualesquiera otra cuestión humana. A las pocas horas, tenía 932.000 reproducciones. Al día siguiente fue retirado, suponemos que por las muchas denuncias que provocó.

Estoy seguro de que el envío de este vídeo en particular, me va a ser muy útil como material de trabajo educativo en mis cursos, talleres y conferencias con familias, profesionales y jóvenes, (clica si quieres saber en que intervenciones estamos actualmente) con las caras de los protagonistas borradas. Seguramente a otras personas tambien le gustaría conocer el vídeo en cuestión por otras razones profesionales. Tendrán oportunidad porque volverá a rular por las RRSS.
Como en otras ocasiones, me asalta la duda de que, si das tu opinión bien en forma de comentario o valoración, estás contribuyendo a su viralización. Pero hay que verlo para opinar. Con todo, la trascendencia de estos asuntos es escasa. En este caso, hice RT con un comentario de estupor, desagrado y rechazo porque creía que se trataba de una agresión sexual y me parecía uno de los mejores ejemplos de lo que vengo denominando generación de #niñosyniñaspornográficos, tema al que he dedicado varios artículos, por ejemplo, este, este, este o este de una serie de tres.
Entiendo que es un caso paradigmático de lo que vengo sugiriendo desde hace muchos años y, por tal razón, le dedico una breve reseña en estas líneas, ya que un ejemplo como el de el citado vídeo, es uno de los resultados que se cosecha cuando se deja la educación sexual en manos del porno violento y acaba convirtiéndose en un referente educativo para un grupo numerosos de menores y jóvenes.
Inmediatamente fui criticado por ello y eliminé la publicación. Soy consciente de que publicar/compartir imágenes de esta naturaleza está sujeto a unas exigencias éticas y legales. Sin embargo, quedarse únicamente ahí no resuelve el problema en modo alguno. Volveremos a tener otros casos similares, porque no se abordan las causas estructurales y nos quedamos en lo más superficial y efímero. Pensamos que, porque prohíban el tuit y el vídeo ya está solucionado…y no. Todo sigue igual.
Puede que a algunos/as les calme la conciencia pero el influjo es irrelevante en el verdadero problema de fondo. Hasta el siguiente vídeo, que no tardará mucho tiempo en aparecer.
El vídeo en cuestión
Este vídeo se presta a numerosos enfoques y valoraciones. Cada cual, desde su ideología personal, su biografía particular o por razones profesionales va a emitir su dictamen, como en tantas otras áreas de la vida cotidiana.
Hoy quisiera compartir alguna reflexión de las muchas que me producen estos hechos, que por conocidos y recurrentes, no le quitan gravedad al asunto. Compartiré igualmente muchas preguntas.
El vídeo de 45´ mostraba una relación sexual real de un chico con una chica encima del capó de un coche, al parecer a las afueras de una conocida discoteca en Valencia. La chica inmóvil y el chico muy activo, con gafas de sol que se las quitaba y ponía al ritmo del empotre y de los aplausos de quienes contemplaban alborozados/as la escena, cambiando a la chica de posición como una muñeca y embistiéndola con energía, espoleado por los aplausos, vivas y reconocimientos de sus colegas, chicos y chicas por igual, que grabaron la escena y animaron al protagonista todo el rato, mostrando este su satisfacción con gestos elocuentes, ante los vítores de sus espectadores/as entregados/as. Más tarde, la chica le realiza una felación en bragas, mientras él muestra su orgullo por el deber cumplido. “Mirad de lo que soy capaz”, parece decirle a la audiencia. Lo he conseguido. Me la he follado, como hemos analizado en otro momento. A todas las tías les gusta ser sometidas y darnos placer, es otro mensaje que puede transmitir, como el porno.





En principio, daba la impresión de que fuera una agresión sexual llevada a cabo por un agresor energúmeno a una chica ebria o drogada (casi inmóvil) en presencia de otros/as energúmenos/as que disfrutaban con la fechoría. Así lo percibí y así lo manifesté.
Como hemos dicho otras veces, las agresiones sexuales tienen mucho que ver con las desigualdades entre hombres y mujeres, ya que estas favorecen que el (mal)uso del poder por parte de algunos hombres, se invista de un cierto valor erótico, distinto al fisiológico, pero tan excitante como la erotización del sometimiento en determinadas mujeres. Ambos acaban creyendo que es una decisión libre. Pero, a modo de ejemplo, ¿El BSDM normaliza lo que podría ser considerado una parafilia, un trastorno de la conducta sexual? ¿O se trata de una agresión supuestamente consentida? Con todo, el porno violento que quizá esté vinculado a este episodio, recoge estos elementos y los potencia hasta el infinito en vídeos donde hay diferentes formas de maltrato sexual hasta tortura.
En consecuencia, lo que ocurre en muchas relaciones sexuales no sería más que un reflejo de lo que ocurre en las relaciones de poder en la sociedad, en cada momento histórico y en cada estado: la dominación masculina traspasa la frontera de la intimidad erótica y la impregna.
Nuevos elementos
Sin embargo, a lo largo de esa mañana, con nuevas informaciones, mi punto de vista cambió. La chica protagonista, al parecer, publicó en su Instagram un post reconociendo lo sucedido, haciendo ver que era su decisión. Afirmaba que no había drogas de por medio, que el chico era su colega, no estaba abusando de ella, si bien pide que el tema se quede ahí y que no llegue a más.

Esa información hace que el enfoque tenga otros matices y nos llevaría nuevamente a hablar del consentimiento y de la libertad de elección, que ya hemos abordado en otros artículos y en nuestros libros TUS HIJOS VEN PORNO. Yo prefiero hablar de mutuo acuerdo en lugar de consentimiento. Tambien hablo de deseo compartido y recíproco. Y aquí, tal vez, estemos hablando de eso, que ella quiere hacerlo, que los dos estaban de acuerdo y, cuando esto ocurre, hay que respetarlo, independientemente de que nos parezca desafortunado el contexto en donde se realiza o que alguien estime que todas las chicas siempre acaban consintiendo por presiones diversas, sin quererlo ni desearlo.
Esa visión estrecha de las mujeres como seres incapaces de decidir en sus vivencias sexuales y alienadas permanentemente por la supremacía masculina no es sostenible en una buena parte de ellas, en la sociedad actual. De momento, las que esto critican han superado esa presión , serán soberanas en sus decisiones sexuales y, si lo han hecho ellas, otras podrán hacerlo.
Desde esa perspectiva, entonces, podrían considerarse otros elementos a tener en cuenta. Por ejemplo, que el chico se exhibe como un actor porno al uso, tratando a la chica como si fuera su partenaire profesional, sometida y hasta vejada, sin ningún tipo de pudor y alardeando del triunfo conseguido. En público. Una agresión sin consciencia de que lo es, ya que la chica, según cuenta ella misma, parece que era consciente de todo, sin sustancias desinhibitorias de por medio y, en consecuencia, podría desprenderse que estaba de acuerdo en realizar una práctica sexual en público, ante sus colegas que lo graban y lo publican en redes.
Con todo, esta visión nos lleva a considerar que estamos, cuando menos, ante un despropósito descomunal. Creo que ambos protagonistas no fueron capaces de valorar el alcance de lo ocurrido, aunque luego ella se sorprenda por la viralización y pide que no se divulgue. ¿De qué se extraña? ¿En qué mundo vive? ? ¿Cómo es capaz de valorar como normal una contingencia de esas dimensiones?
Aceptando esta versión, me surgen otras muchísimas preguntas: ¿Cómo es posible que una chica y su pareja tengan relaciones sexuales explicitas en plena calle, delante de sus colegas que están grabando la escena, alentando y haciendo comentarios de todo tipo? como, por ejemplo: “Eres el puto amo, tio”, “ponle pasión” o “enhorabuena joerrrr” se escuchaba en el momento de la felación. ¿Nadie les ha dado unas clases básicas de intimidad y respeto sexual? ¿De empatía con la pareja? ¿Del deseo y el mutuo acuerdo? ¿De los riesgos de exhibirse y exhibir a otros/as en asuntos tan íntimos, con espectadores/as ? ¿No tienen el más mínimo sentido de realidad? ?¿Qué modelos educativos han tenido en sus casas? ¿Les excita ese entorno voyeurista?, porque esa es así mismo otra posibilidad. Incluso plantearlo como una apuesta entre la cuadrilla.
Visto así, podría dar la impresión de que estábamos en un set de grabación de una peli porno amateur, que se les ha ido de las manos, con un público enfervorizado que animaba y jaleaba al actor protagonista. Estoy seguro que el consumo de porno habría que tenerlo en cuenta a tenor de la coreografía que se representa, ya que tiene toda la pinta de ser un guion de una de estas películas, con millones de visualizaciones, que incluyen sexo en público.
En cualquier caso, destacaría que nos encontramos ante un ejemplo más, burdo y grosero bien es cierto, de desconocimiento y de irresponsabilidad a partes iguales. Es cierto que los patrones culturales respecto de los roles de la chica y del chico habría que considéralos, como he dicho más atrás, roles que la pornografía utiliza y amplifica hasta la saciedad, pero ahora me parece más realista y relevante poner el foco en esos dos aspectos y en la consiguiente prevención, mi mantra preferido: apostar por promover la educación y la capacitación en esta área, como medida más eficiente, si es que en realidad queremos que estos hechos sean una excepción. No conozco otra alternativa para cambiar estos valores y actitudes.
Desconocimiento porque no saben que las relaciones sexuales son un asunto estrictamente privado y que ese vídeo les va a perjudicar de por vida, VA A ESTAR SIEMPRE AHÍ. Especialmente a la chica que se lamentará de lo ocurrido, porque va a ser un objetivo “a cazar” a partir de ahora. Desconocimiento de los riesgos de grabar y subir a la red esos contenidos. Muy probablemente el alcohol y otras sustancias también tendrían su responsabilidad en la desinhibición que mostraban, aunque ella lo niega. No sabemos que piensa él. Habría que hablar también de ello, es decir, que los riesgos se incrementan cuando el consumo de alcohol o de otras sustancias estimulantes van asociados a esas prácticas.
Así mismo irresponsabilidad de los dos protagonistas y de los/as colegas presentes que no solamente han permitido esa vejación a la chica, y de él, aunque vaya de gallito, y a pesar de que ambos estén de acuerdo, sino que, además, la han animado y celebrado.
Tres cuestiones
Entonces, ¿estamos ante un tipo particular de agresión sexual, una suerte de película porno amateur, ambas cosas a la vez o un botón de muestra de la inconsciencia e inmadurez juvenil?
No lo sé. En todo caso me parece lamentable -ya lo he manifestado en otras ocasiones- que una dimensión humana positiva hecha para el contacto placentero, empático, saludable y el encuentro tierno y gozoso, puede transformarse en una experiencia dolorosa, desagradable o incluso traumática, que les acompañará en el futuro como su sombra. Como profesional de la salud sexual, me preocupa sobremanera esta visión de la sexualidad tan pobre y raquítica que, va a provocar frustración e insatisfacción. Pero son los tiempos imparables de Tinder, de la gimnasia sexual y del consumismo erótico fisiológico.
Plantearía tres cuestiones: Primero, hay que hablar y conocer este tipo de hechos (con vídeo o sin vídeo) y acto seguido hacer todo lo que esté en nuestra mano para que disminuyan en la medida de lo posible. No sirve de nada quedarse de brazos cruzados, después de ver el vídeo, despotricar contra quienes lo ven (después de verlo el/ella, claro), rasgarse las vestiduras y responder únicamente con un emoticono desagradable y ya está. Hay que exigir educación sexual profesional y científica en todos aquellos ámbitos educativos en donde sea posible. A mi entender, este es un claro ejemplo de la ausencia de programas sistemáticos y científicos desde primaria a la universidad, pasando por todos los hogares. Una responsabilidad de la sociedad, que pasa olímpicamente de la formación de sus menores y luego critica virulentamente sus comportamientos sexuales.
Segundo, a veces noticias o imágenes emocionalmente impactantes tienen un efecto positivo en su prevención. Algunos spots de TV, duros y directos, de la DGT para prevenir los accidentes derivados del consumo de alcohol y la conducción parecen tener una cierta eficiencia. El que una persona querida padezca EPOC o cáncer de pulmón por fumar, puede tener su efecto en dejar ese hábito dañino en su entorno. Por tanto, soy partidario de utilizar estos materiales con una finalidad educativa y preventiva, difuminando las caras de los que aparecen, pero mostrando una parte de la realidad que la sociedad quiere ocultar.
Es hipócrita censurar unas fotos de un niño viendo en su pantalla del movil una imagen porno, poniendo el grito en el cielo, cuando esa es la realidad de la mayoría de nuestros menores. No se quiere reconocer la parte oculta, es decir las consecuencias que la misma sociedad provoca por su desidia y por la instrumentalización feroz que se hace del sexo por doquier. A menudo la sociedad esconde debajo de la alfombra los residuos que ella misma genera.
Tercero, las imágenes del vídeo pueden ser impactantes para ciertas personas, pero más allá del morbo de la representación audiovisual en cuestión, que lo tiene y mucho, su contenido me suscita no pocas preguntas que comparto: ¿Cómo ese chico se exhibe y se vanagloria teniendo sexo con su pareja en público? ¿Qué valor tiene para él esa chica? ¿Cómo el resto de colegas, chicos y chicas por igual, jalean y graban lo que está sucediendo, subiéndolo luego a las Redes Sociales? ¿Qué piensan sus padres y profesores? ¿Y los/as políticos/as responsables de la educación? ¿Por qué ocurren esos comportamientos? ¿Cómo puede tenerse esa visión frívola, de gimnasio al aire libre, superficial, de la dimensión sexual humana?
Tal vez, desde mi punto de vista, esas son algunas de las preguntas que sería deseable hacerse y actuar en consecuencia, comprometiéndose a incidir sobre las causas que hacen posible este tipo de comportamientos, con el fin de disminuir su prevalencia, aunque, si somos realistas, seguirán ocurriendo, afectando en mayor medida a las/os chicas/os más vulnerables. Más a las chicas. Cambiar los valores, actitudes y comportamientos en materia sexual, cuesta enormemente.
Qué hacer con las imágenes
Por tanto, el debate respecto a publicar o no de imágenes difuminadas, no debe ser excluido. Considero que el conocimiento real de estos hechos tiene más ventajas que los riesgos que pueden suponer. Conocer la realidad brutal, por muy dolorosa que sea, y poner remedio cuanto antes debe ser el foco prioritario. Padres, madres y profesores deberían saber qué hacen algunos jóvenes de la edad de sus hijos, por qué lo llevan a cabo y si están dispuestos a comprometerse en abordar estos asuntos con sus hijos/as desde muy pronto.
En consecuencia, lo reitero, conocer los hechos es necesario e imprescindible para comenzar a pensar en tomar medidas de prevención. Sin embargo, creo que la realidad es otra: mañana, quizá hoy, todo se olvidará, quedará en la anécdota y dentro de algunos días seguiremos teniendo otros casos. Empero, la que siempre recordará esta contingencia, será la chica y su familia que tendrán que gestionar el estigma que la va a perseguir a partir de ahora.
Hace falta mucha formación y educación sexual para adultos y para menores. Cuanto más tarde comencemos en darnos cuenta y poner remedio, más difícil será revertir este proceso.
(*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?, es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag: #PornEducationParaElFinde