¿Una sociedad pornoviolenta?

Foto portada: Mart Production de Pexels

Como Profesor honorífico de la UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS, para impartir el PRIMER curso universitario de postgrado que se hace en España y Latinoamérica sobre pornografía y educación sexual. (Aquí tienes más información sobre esta iniciativa pionera) y dada la valoración muy positiva de esa primera edición, te invito a compartir la segunda convocatoria para el curso 2023-2024. Un título propio de Experto Universitario de este centro académico. Todo un maravilloso desafío. Un sueño conseguido.

Si conoces a algún/a profesional interesado, te agradecería compartieras esta información.

Necesitamos un batallón de profesionales de la salud y de la educación, formados en esta disciplina, para competir con la pornografía violenta

PornEducation para el finde, ¿te atreves? (*)             #PornEducationParaElFinde

Un nuevo artículo para leer y reflexionar el fin de semana.

Vivimos en una sociedad que, a mi juicio, presenta entre sus infinitos rasgos, dos tan relevantes como preocupantes:

Incremento de la violencia entre menores

El primero es la violencia y más en concreto la violencia sexual, que se manifiesta en muy diferentes conductas de esta naturaleza (agresiones y abusos sexuales, peleas en grupos juveniles donde aparecen también chicas, acoso de diferente grado y consideración, retos virales de algunas redes  o propuestas de ciertos influencers descerebrados, canciones violentas, videojuegos agresivos… y la estrella: la pornoviolencia) particularmente en jóvenes.

El ejemplo de la infame y despiadada guerra de Rusia contra Ucrania, o la de Israel contra Palestina con el asesinato de miles de civiles, a unos pocos miles kilómetros de países de nuestra Europa ilustrada y cuna de los derechos humanos, es el ejemplo de violencia más grosera y perversa en la cultura occidental civilizada y de derechos. Las violaciones sexuales que ocurren en ese contexto, en las mujeres y niñas de los vencidos (también de algunos varones),además de una muestra del ejercicio malvado del poder, ejemplifican la sinrazón y la crueldad de los soldados implicados en ellas.

Si me sigues, sabrás que el estudio y la prevención de los efectos de la violencia sexual, son algunos de los aspectos que más me apasionan, desde hace 4 décadas y que trato de divulgar en la medida de lo posible.  Asociar violencia y sexualidad tiene demasiados riesgos para la evolución de la especie humana. De seguir así, supondría un retroceso en este proceso de civilización.

Estos hechos son una realidad cuantificable que figura en los documentos oficiales anuales de la Fiscalía Española, así como en  diferentes informes del menor de las CCAA.  Por ejemplo, según los datos de la Fiscalía de Menores en la memoria anual de 2021, se advierte que,  en 2020 las agresiones sexuales cometidas por menores de 18 años fueron 544; 564 en 2019; 648 en 2018; 451 en 2017 y 476 de 2016. En 4 años se ha incrementado un 15%, si bien en 2018 llegó al  35% de aumento.

El incremento en 2022 sigue esa tendencia de crecimiento siendo del 32%.

Según el INE, de los 2374 condenados por delitos sexuales en 2020 fueron hombres (2374) y mujeres(56).  En 2019 fueron 2078 y73, en 2018  lo fueron 2431 y 89 y en 2017, 2280 y 81 respectivamente. Señalamos este punto para poner el foco de esta realidad en la prevención de los mismos, sugiriendo algunas explicaciones a estas  enormes diferencias en este artículo.

Tenemos en cuenta los datos de denuncias oficiales, si bien todos sabemos que es una parte pequeña de lo que sucede en la realidad.

Si nos referimos a los delitos de acoso sexual a menores (grooming), según el último informe de la Fiscalía, estos han experimentado un aumento del 175 % desde 2018.

Como botón de muestra,  cito una información en la que se advierte de un crecimiento significativo del ciberacoso en redes sociales como WhatsApp, Instagram o Tik Tok, hasta el punto de suponer el 22,6% de este tipo de agresiones. En este artículo de El PAIS se habla de ello. Clica aquí si quieres leerlo.

En mi opinión, el acoso, en sus diferentes formas sexual, escolar, social… está aumentando y seguirá su crecimiento imparable a través de las RRSS, en una sociedad que mira para otro lado y que promueve la violencia y la violencia sexual en muy variados ámbitos. Como siempre, quienes más sufrirán serán los más vulnerables y los de menores recursos. Ellos y sus familias. El suicidio, o las autolesiones, por ejemplo, parecen ser una de las consecuencias más dramáticas de este escenario.

Por otra parte, añado una observación personal, fruto de mi experiencia en RRSS-que no son más que un espejo de la sociedad sin filtros y con nick anónimos que facilitan el protagonismo y el vómito hediondo escrito de los/as cobardes- incluso en mis entornos cercanos: un mayor aumento de la intolerancia social promovido, tal vez de manera irresponsable, por diferentes esferas de la política, que son los que deberían ser un ejemplo y un referente ético, para la sociedad que les retribuye generosamente, con sus impuestos. En el Parlamento español observamos, con vergüenza ajena, niveles de agresividad inaceptables en nuestros representantes electos.

Por tanto la violencia política y la que incentivan diferentes movimientos sociales también hay que citarla. Porque en una sociedad violenta, la violencia sexual es un elemento más, muy significativo sin duda, por las características particulares del deseo sexual.

Si la sociedad es violenta, no ha de extrañarnos que la violencia verbal, la intolerancia, las descalificaciones y los insultos sean características distintivas en algunas redes sociales como Twitter, TikTok, Instagram o Facebook, en las que no debería haber ningún menor, no hacen sino reproducir los valores sociales, exacerbando las muestras por la cobardía que permiten estas plataformas con unos nick y unas fotos personales anónimos.

La violencia como motivación humana, ha tenido sentido a lo largo de la evolución de la especie. Empero, en una sociedad civilizada y supuestamente avanzada, debería tener mucho menos peso. Debería, pero no es así. Y, en todo caso, NUNCA debería ir a asociada a la experiencia sexual, esencialmente positiva y bienhechora.

Con todo, no hay ninguna razón ni justificación ética alguna, ni científica, para que vaya de la mano de la sexualidad, otra motivación humana imprescindible desde nuestros orígenes, pero con otras funciones y características radicalmente diferentes.

Hemos señalado en reiteradas ocasiones que:

La sexualidad es una dimensión amorosa, saludable, divertida, tierna y placentera que tiene todo el sentido cuando se da en un entorno de deseo y acuerdo mutuo, afecto, respeto, libertad y corresponsabilidad en el placer con la otra persona, que me concierne y con la que empatizo.

Está hecha para el contacto placentero y el encuentro tierno y gozoso y, en consecuencia, no puede ni debe transformarse en una experiencia dolorosa, desagradable o incluso traumática, que puede acompañarnos toda la vida, razón por la que no podemos  en modo alguno permitir que esta concepción arraigue en nuestros menores y jóvenes.

Amable lector/a, si tienes interés en ampliar este problema de la violencia sexual en jóvenes de manera más específica, te sugiero  consultar otras entregas como, por ejemplo, la que se indica aquí. Las variables que parecen estar implicadas en el aumento de este fenómeno novedoso en nuestra cultura, han sido desarrolladas en este otro artículo. En este blog tienes varias aportaciones que tratan de acercarse a la violencia sexual y el consumo de pornografía violenta.

Hipersexualización y erotización

El segundo rasgo es la hipersexualización social y la sexualización de las niñas a través de muy variopintas modalidades. Muchas canciones, publicidad en todos los órdenes y medios, videojuegos, vídeos porno con actrices infantiles/infantilizadas, géneros violentos de carácter incestuoso, influencers infantiles, dibujos y cómics tipo anime, manga… estimulan y fomentan este tipo de actitudes y comportamientos. La pornografía infantil presente en webs de acceso gratuito sería el ejemplo paradigmático.

Sobre este tipo de contenidos hemos hablado en diferentes artículos en este blog y en los libros TUS HIJOS VEN PORNO 1 y 2.

En mi opinión, los vídeos o películas sexuales pornoviolentas, deberían ser regulados al menos como ocurre con la pornografía infantil (MESI): ser considerada delito tanto su producción como su distribución. Al igual que existe una comisión ministerial de clasifica las diferentes películas comerciales, sería deseable disponer de criterios selectivos para estas producciones en Internet, a pesar de las dificultades que tal medida puede suponer. No se puede permitir por más tiempo que cualquier niño/a acceda vídeos de violencia sexual extrema sin ningún tipo de control. En otro artículo hemos hablado de la necesidad de regular este asunto.

Nos consta que no es fácil, pero algo hay que hacer, si bien soy consciente de que este anhelo es una pura ilusión. Miremos lo que sucede con el consumo de alcohol en nuestro país. Pues con el porno es mucho peor, porque es gratis, excita y da un placer único y exclusivo. Regular/prohibir plataformas de Internet es una tarea bien compleja. Por otra parte las prohibiciones suelen cosechar resultados contrarios a los que se esperaban. No soy amigo de las prohibiciones y en nuestro caso, vengo proponiendo la capacitación amplia y rigurosa de nuestros menores para que no consuman videos pornoviolentos. Poner obstáculos en casa y en la red, de acuerdo, a sabiendas de que se pueden circunvalar, pro tenemos que reconocer que por si solos no solucionan ningún problema.

La pornografía violenta desparecerá, solo y exclusivamente cuando deje de consumirse, hecho que yo no conoceré ni tampoco la generación siguiente. Seguirá creciendo exponencialmente porque es un enorme negocio. Solo nos queda capacitar a nuestros menores en que no la consuman y, en esta tarea, estamos en pañales. Repito, comparen con lo que ocurre con el alcohol, el tabaco u otras drogas. Defiendo que el porno tiene un poder adictivo enorme.

El hecho de que la educación de nuestros niños y niñas no contemple ningún tipo de medida específica para contrarrestar este ingente volumen de estímulos altamente inapropiados para su desarrollo psicosexual, a los que están expuestos a diario, merece una reflexión seria por parte de la ciudadanía y de sus representantes políticos, ya que como he dicho en varias ocasiones, estamos contribuyendo a crear una generación de niños (y niñas) pornoviolentos, cuyas características hemos desarrollado aquí.

Pornografía violenta

Hace unos meses compartía un post en RRSS sobre una película porno, en el que señalaba lo siguiente: El video con mayor numero de visitas de una de las webs porno más importantes, con varios millones de visionados, “tiene como protagonista a una adolescente, tumbada boca arriba en una mesa, con las manos y los pies encadenados, la boca amordazada, penetrada con un pene de plástico conectado a una máquina, electrocutada hasta que grita de dolor y, además, arrojando a su cuerpo cera hirviendo hasta quemarlo”.

Es decir, una niña torturada y violada, hecho sin duda terrible, deleznable e inaceptable desde cualquier punto de vista, excepto, claro, para la industria del porno y de los espectadores que se excitan con tamaña atrocidad y lo comparten alborozados por sus grupos de WhatsApp. 

Una ausencia total de empatía y compasión, características de una sociedad poco evolucionada y civilizada

En otro artículo, hemos analizado algunas modalidades de pornografía con violencia, de sesgo incestuoso, con títulos explícitos de agresiones sexuales, que incluyen menores y chicas aniñadas y los riesgos que ello parece comportar.

Pero también comentábamos, con gran preocupación, algo de lo que venimos advirtiendo desde hace muchos años: este tipo de porno es una de las primeras fuentes de información sexual de nuestros niños y jóvenes. Cualquiera de ellos puede ver vídeos de esa índole, e incluso mucho peores, razón por la que reivindicábamos, una vez más, una educación sexual profesional y científica, desde primaria a la universidad como una de las pocas iniciativas que tenemos.

Y que, en casa, los padres y madres hablen de todo esto y capaciten a sus pequeños/as en los diferentes riesgos sexuales de Internet.

En este empeño llevamos no pocos años, realizando diferentes materiales didácticos de ayuda a padres y madres en esta tarea en la que muchos de ellos/as -a través de los Talleres para madres y padres vergonzosos que realizamos (clica aquí si quieres saber en qué consisten y aquí, para conocer las intervenciones que estamos llevando a cabo)- nos dicen no saber cómo hacerlo.

Pues bien, ese post citado tuvo en pocos días muchos miles de visitas, lo que indica varias cosas, entre ellas que la pornografía atrae sobremanera, aunque cueste hablar de ella y que el sexo importa e interesa a casi todo el mundo. Y la dura pelea en torno a quien tiene el poder de transmisión de los conocimientos en esta materia se libra en Internet y, está claro, quien está ganando la batalla: la industria del porno, arrogante, que está ahí con un poderío indiscutible, incontrolable y con escasa o nula competencia.

Y los propietarios y accionistas de las productoras de cine porno, suponemos que frotándose las manos, teniendo el cuenta el impresionante negocio que supone, tal y como he analizado aquí.

Y mientras todo esto ocurre, la sociedad -¿incauta, con desidia o simplemente irresponsable?- discutiendo todavía la necesidad de la educación sexual. Hace falta un pacto social sobre este problema, como señalaré más adelante, si bien soy consciente de que es predicar en el desierto.

Una realidad que hay que reconocer

Internet ha provocado cambios espectaculares en nuestras vidas, pero también va a ser, quizá, la matriz en donde se inicien y mantengan no pocas adicciones: a los videojuegos, al consumo patológico, al juego de apuestas on-line, a las redes sociales o al porno y que van a dar trabajo a un batallón de psicólogos en los próximos años. De eso no tengo ninguna duda. Como suele acontecer, las familias más desfavorecidas, serán las que mayor sufrimiento tengan que soportar.

Porque la realidad es que, cualquier niño/a con un movil en su mano, puede acceder sin ninguna dificultad ni control, a todo tipo de películas porno con diferentes dosis de violencia, las 24 horas del día, los 365 días al año de manera gratuita. Barra libre. Sin un contrapeso alternativo que le permita otra mirada a ese mundo que más tarde o temprano al que accederá.

Hemos dicho muchas veces que el porno no es neutro. Influye y cómo. Si un anuncio de 20” en TV modifica actitudes y conductas en los espectadores, ¿Cómo no va a hacerlo, un vídeo de 30 minutos que excita y ofrece placer sexual de manera gratuita, con un cerebro inmaduro pero entregado y dopado (por la dopamina) hasta las trancas, durante cientos y cientos de horas. incluso miles, a lo largo de la juventud?

De momento, es una de las principales fuentes de información sexual de nuestros chicos y jóvenes, transmisor no solo de cierto tipo de conocimientos sesgados, embustes y decenas de mitos; sino también de un modelo de comportamiento sexual que cabría esperar de un chico y una chica en esas circunstancias. Muchos chavales antes de haber dado un beso ya han visto escenas de esa naturaleza y algunos otros se jactan de ser expertos en conductas sexuales pornográficas.

¿Qué relación sexual propone /impone el porno heterosexual a nuestros jóvenes en una buena parte de los films que contempla excitado en su pantalla?: Él obliga a ella a una felación, hasta tener una erección descomunal y duradera, pasar al coito vaginal inmediatamente, luego coito anal y viceversa, sin preservativo alguno, volver a la felación sin solución de continuidad, para finalmente eyacular en su cara. Esto es lo que ven nuestros jóvenes TODOS LOS DÍAS. A TODAS HORAS. En un contexto donde ella es forzada de muchas y sofisticadas maneras.

Unos vídeos que de modo preminente y en su mayoría, ofrecen al menos dos mensajes: que es muy fácil tener relaciones sexuales con una chica (en todos los vídeos al final ella sucumbe) y que a las chicas les gusta que las fuercen un poco, o mucho, para que se conviertan en lobas sexuales para dar placer al apuesto y enloquecido actor obsesionado por horadar todas las mucosas de la anatomía femenina.

Pero hay más: Una buena parte de la pornografía que ven nuestros menores, erotiza la violencia, erotiza el poder y erotiza la desigualdad. Las agresiones sexuales también. Estas son el ejemplo más claro de que la violencia contra las mujeres y los/as menores, es excitante y permisible. El ávido jovencito, con un cerebro en proceso de construcción, observa altamente excitado y sintiendo un placer sexual único, como el actor y la actriz disfrutan ejerciendo esa brutalidad. A él le excita el poder de utilizar la violencia, a ella estar a su disposición. Las desigualdades entre hombres y mujeres, también emergen en las conductas sexuales y los roles que cada uno ha aprendido a desarrollar, viviéndose como un ejercicio de libertad y empoderamiento.

Buena parte de estos vídeos no son sino un catalogo de trastornos de la conducta sexual, que se venden como normalidad.

A los efectos perversos del consumo, precoz y abusivo, de pornografía violenta le hemos dedicado varios artículos como estos y este, destacando la alteración de la capacidad de empatía y compasión.

En consecuencia, el proceso de erotización es dimorfo para hombres y mujeres, ya que la pornografía erotiza la violencia en el hombre, mientras que en la mujer, es el sometimiento el que es investido de ese poder evocador de los estímulos sexuales que acaban normalizándolo. De ahí que el rol de receptora de las agresiones en el BDSM es, en la mayoría de los casos, la mujer.

La repetición a lo largo del tiempo, de esas escenas, puede dejar una huella indeleble en un cerebro inmaduro en razón de que, a juicio de los neurocientíficos, cuanto más practica nuestro cerebro algo, más influencia tiene. A este fenómeno que lo denominan neuroplasticidad, tiene lugar en un grupo significativo de jóvenes que se verán expuestos a esos estímulos a lo largo de muchísimas horas viendo porno, según estudios científicos: Una cuarta parte de los jovenes españoles verían entre 1000 y 5000 horas de este tipo de porno, antes de los 20 años.

Pero hay más: según la neurociencia las emociones, vinculadas a la supervivencia, son el vehículo privilegiado para que  el aprendizaje sea  significativo. ¿Hay algo más emocionante para un barbilampiño que el descubrimiento, novedoso y emocionante, de la sexualidad en su smartphone de ultima generación con imágenes 4K, con millones de superestímulos sexuales a un clic, gratuitamente y de forma anónima en su habitación, que le procuran una excitación y un intenso placer sin igual. Como en ninguna otra actividad de su vida. Anda, mejóramelo.

Sabemos que nuestro cerebro presta más atención a aquellos estímulos: atractivos, novedosos y de gran poder evocador para el deseo. Los sexuales cubren con creces esas exigencias neurológicas. Las imágenes sexuales en una pantalla superatractiva, combinado único para generar una conducta adictiva, porque es una motivación poderosa del comportamiento desde hace millones de años. La recompensa que la naturaleza tiene establecida, desde el origen de la vida, para tener actividad sexual es el orgasmo.

Un ejemplo nos servirá para comprender mejor estos procesos:

Hace varios meses una noticia me impactó sobremanera. La policía había detenido a 51 personas por intercambio de pornografía infantil. Sin embargo, 34 de los cuales eran menores. Pero lo verdaderamente relevante es que el material pornográfico que intercambiaban era de bebes que eran violados.

Ufff… ¿Cómo es posible que 34 menores españoles, seguramente integrados en el cole, en el barrio o en el centro deportivo, se dedicaban en su tiempo libre a intercambiar ese tipo de material?

¿Qué pensarían sus padres, madres y profesorado?

En mi opinión, este es un ejemplo, muy significativo, de la consecuencias de dejar la educacion sexual en manos del porno violento. No nos extrañe que hechos como este vayan a más.

Placer sexual refuerzo natural más importante

Sabemos además que para una buena parte de los precoces espectadores/as no es ficción, pese a ser un argumento manido, porque lo consideran real y normal, sintiéndolo así. En cualquier caso, nada que ver con una película de Superman, porque las películas pornográficas excitan y producen placer, las películas de Superman, no. Aquí hemos hablado de todo ello.

Teniendo en cuenta que, en España, según diferentes estudios algunos niños ya acceden al porno a partir de los 8 años, incluso algunos mucho antes, no es difícil imaginar qué idea, qué visión de la sexualidad, de la mujer y de las relaciones sexuales y afectivas entre las personas, se va a ir configurando en su cerebro inmaduro, esencialmente plástico y abierto a todo lo novedoso que proviene del exterior y también cómo no al sexo, motivación fundamental en todos los seres humanos desde los atávicos procesos de hominización.

Hay quienes todavía no son capaces reconocer el incremento de agresiones sexuales a mujeres, incluso de grupos de chicos menores a niñas, así cómo el resto de los comportamientos violentos señalados y su relación con ese entorno social en el que viven. El consumir porno violento a menudo, en ausencia de una educación que incluya informaciones rigurosas que contraste con la que ya tienen, es un factor que hay que considerar seriamente. Hay muchos más, pero éste, a nuestro entender, es muy importante.

Diferenciar el contenido de los vídeos

Hay un primer equivoco que tenemos que resolver ya. Cuando se habla de pornografía cada cual entiende una cosa diferente y todo se mete en el mismo saco, tanto para denostarlos como para incentivar su consumo. Un craso e irresponsable error que blanquea los vídeos más violentos y los pone al mismo nivel que aquellos que no tienen ningún asomo de violencia. Algunos profesionales que se dicen expertos cometen este grave error al igual que pensar que el porno es ficción. Consiguientemente, hay muchos tipos de películas sexuales y millones de cintas de ellas que, a efectos didácticos en este artículo, resumo en dos: películas eróticas y películas pornoviolentas. Una propuesta atrevida que me ha traído no pocos quebraderos de cabeza con algunos movimientos sociales radicales de ambos signos. Pero creo que es una propuesta realista y de sentido común, que puede sacarnos de este atolladero. Compárenlo con el alcohol.

Porque el deseo sexual ha necesitado, necesita y necesitará estímulos sexuales y los de carácter audiovisual son los más atractivos. Y si no entendemos esta realidad, no vamos a avanzar.

En consecuencia, hablar de películas sexuales pornoviolentas, diferenciándolas de otras puede ser una alternativa pertinente, razón por la que espero tenga su interés y ojalá se generalice, ya que sería un gran paso en el camino de su regulación. Hace referencia a todo tipo de películas desagradables, agresivas, que repugnan, ofenden y son insoportables, porque reflejan comportamientos patológicos, de trastornos de la conducta sexual, inaceptables desde todo punto de vista, como el de la tortura que citábamos al comienzo.

Es sabido que, este tipo de vídeos horribles, también excitan a diferentes personas, por eso los ven y, esa circunstancia, por sí misma, ya debería ser motivo de consulta psicológica profesional, a tenor de que, para nosotros, podría ser una señal de alarma.

La guerra sobre la educación sexual.

Defiendo, desde hace más de 4 décadas, que la educación sexual profesional y científica es la única solución a este drama que nos atenaza. Sin embargo, esta tarea es ímproba y sumamente difícil. Además hay muchos modelos de educación sexual, algunos atravesados por una ideología política o religiosa que en nada coadyuban a la normalización de una alternativa profesional y científica. O que vaya un profesional externo al centro a dar 2 horas al año. ¿Sirve para algo?

Parece que todo el mundo coincide en el mantra de que “la educación sexual profesional y científica, es una asignatura pendiente en nuestro país”. Lo que ocurre, con este tema de salud, es algo incomprensible en el S.XXI. Sin embargo, la explicación a este hecho es variopinta. En mi opinión, se trata de una lucha feroz de poder, por el control ideológico de esa actividad.

De una parte, la ultraderecha y la derecha que no quieren perder sus privilegios atávicos y defienden su modelo a capa y espada de cualquier otro competidor. De otra, la guerra “a cara perro” de las diferentes facciones del movimiento feminista (que se reflejaron en el 8 de mayo o en la Ley Trans), que desde las esferas de poder de cada cual, (Universidades y unidades de igualdad o educación de las CCAA y del Gobierno central) tratan de imponer su modelo ideológico, descalificando, zancadilleando y boicoteando a quienes no siguen sus preceptos, cual grupo sectario. Puedo dar buena cuenta de esto que digo.

Algunas intervenciones educativas que se hacen en centros escolares, sin la debida exigencia científica, son lamentables sentando un precedente difícil de cambiar. Es brutal la agresividad que destilan estos enfrentamientos Las consecuencias de todo ello no son baladí. Obtienen resultados ¿Cuáles: el primero, que profesorado y familias no se atreven a llevar a cabo iniciativas concretas, por temor a las reacciones de cada uno de estos grupos en liza, ya que no entienden estas luchas encarnizadas sin ningún viso de solución, como he analizado aquí.          

Por esa razón, consideramos que la asignatura obligatoria, impartida por docentes del centro cualificados es la mejor alternativa.          

El segundo: que, los niños/as, siguen aprendiendo sexo desde fuentes altamente inadecuadas como el porno violento, marco idóneo para que germine y se desarrolle con vigor, lo que yo denomino una generación de #niñosyniñaspornograficos, cuyas consecuencias adversas ya se están viendo. Hace falta un pacto social que promueva un modelo de #educaciónsexualprofesional y científico, alejado de ideologías interesadas. Solo así avanzaremos algo.  

Mientras tanto ¿Qué pueden hacer los padres y madres sensibles a este grave problema?: capacitar a sus hijos e hijas para que sepan afrontar con éxito los riesgos sexuales que conlleva internet y de los que el consumo porno con diferentes dosis de violencia es uno de los más destacados. A sus hijos/as también les va a pasar tarde o temprano. Les guste o no. Quieran o no reconocerlo. Sean de derechas o de izquierdas. Feministas liberales o tradicionales. Profesen alguna religión o no.

No veo otras alternativas. Y ya vamos tarde. ¿Por qué?

Porque estamos hablando del futuro sexual, afectivo y emocional de una generación que crece en una sociedad pornoviolenta.

(*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag:  #PornEducationParaElFinde

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