VIOLENCIA SEXUAL Y CONSUMO DE PORNOGRAFIA EN MUJERES.

Foto: Alycia Fung de Pexels

PornEducation para el finde, ¿te atreves? (*)                   #PornEducationParaElFinde

Un nuevo artículo para leer y reflexionar el fin de semana.

Estos días se ha publicitado en varios medios de comunicación una noticia que, en mi opinión, tiene un gran interés. Primero, porque es uno de los pocos trabajos que se hace en España sobre la pornografía (lo que yo denomino Películas Sexuales, distinguiendo varios tipos) segundo, porque incluye el análisis del consumo por parte de las mujeres, hecho poco frecuente y, tercero, porque aborda un tema espinoso y tabuizado: la relación con la violencia sexual.

Quienes me seguís en Redes Sociales y en mis publicaciones, sabéis de mi interés , casi pasión, por los temas que tienen que ver con la violencia sexual y la educación sexual, razón por la que me congratulo por este estudio español, realizado en el marco del CIBERESP (Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública) y presentado en un evento científico en San Sebastián (Congreso anual de la Sociedad Española de Epidemiología) por parte de Belén Sanz-Barbero y Carmen Vives-Casas. El trabajo aborda la prevalencia de la violencia sexual en jóvenes y, según me comunica una de sus autoras, es el inicio de una serie de ellos en el futuro, circunstancia que, a mí modesto entender, es esperanzadora.

Como bien sabes amable lector/a, defiendo que la sexualidad está hecha para el contacto placentero y el encuentro tierno y gozoso, razón por la que nunca debería transformarse en una experiencia dolorosa, desagradable o incluso traumática, que acompañe toda la vida como una pesada losa, a quienes tengan la desgracia de sufrir esas vivencias, generalmente mujeres y menores.

Considero que es una dimensión amorosa, saludable, divertida, tierna y placentera que tiene todo el sentido cuando se da en un entorno de deseo y acuerdo mutuo, afecto, respeto, libertad y corresponsabilidad en el placer con la otra persona, que me concierne y con la que empatizo. En este contexto, es imposible la violencia. No tiene lugar.

Seguramente hay pocas experiencias humanas tan maravillosas, bienhechoras y placenteras, como aquellas que tiene lugar en ese marco de deseo sexual, entrega y abandono compartido. En consecuencia, no se puede comprar, ni tampoco vender, como hemos señalado en este artículo.

Foto: Pilarín Bayés

Por esta razón, cualquier estudio científico que trate de indagar en las causas de la violencia sexual, o describa algunas de sus características psicosociales, merece mi apoyo y consideración y lo divulgaré en la medida de mis posibilidades, como es este blog.

Estudio español

Más en concreto en el documento citado se señala que, en España, “la prevalencia de este tipo de violencia en personas adultas jóvenes es alta y afecta en mayor medida a las mujeres (49,9%) que a los hombres (25,9%). Además, el uso de la pornografía alguna vez en la vida entre las personas jóvenes es muy elevado, mayor en los hombres (95%) que en las mujeres (75%). El 59% de las mujeres que consume o ha consumido pornografía declara haber sufrido violencia sexual frente al 28% de las mujeres que no consume pornografía”.

Se trata de un estudio transversal, llevado a cabo a través de una encuesta online a 2.515 personas de 18 a 35 años que residen en España y que, a juicio de las investigadoras principales, es representativa de la población de este grupo de edad por sexo, comunidad autónoma y origen. 

En comunicación con una de las autoras, Belén Sanz-Barbero, me indica amablemente, que se trata de una investigación a largo plazo. En la primera fase, en la que han llevado a cabo el estudio citado y cuyos resultados se detallan en sendos artículos, están a punto de publicarse en revistas científicas. Uno analiza la asociación entre la pornografía y el sexismo. El segundo, aborda la vinculación entre  la pornografía y la victimización y agresión en violencia sexual. 

Me informa que, actualmente, se les ha concedido un proyecto para tres años, en el que profundizaran de manera más específica, en la asociación de la pornografía con la violencia. .

En espera de conocer más en detalle las dos publicaciones científicas de este interesante proyecto, me permito señalar los datos más relevantes que han aparecido en los medios de comunicación que, dada su trascendencia, los comparto a modo de altavoz.

Tengo mucho interés en saber si el estudio contempla los diferentes tipos de consumo, el tiempo que se dedica a tal menester, los contenidos pornográficos que se visualizan, los grados de violencia que presentan cada uno de ellos o la motivación del acceso a los mismos, porque estos extremos son para mi un factor clave en este tema, tal y como hemos advertido en otras publicaciones. Dada el ilimitado número de vídeos pornográficos y la enorme diversidad entre cada uno de ellos, se hace preciso hacer algún tipo de distinción respecto de su contenido, comenzando en primer lugar por si es violento o no, y en qué grado, porque no se puede meter todo en el mismo saco.

Por esa razón distingo entre Películas Sexuales Eróticas (PSE) y Películas Sexuales Pornoviolentas (PSV) como primera clasificación. Añado otro capítulo de Películas sexuales terapéuticas/educativas/ (PST). Cada una de estas categorías incluirían otras variantes. Por ejemplo en el primer grupo señalo: Películas sexuales eróticas comerciales y Películas sexuales eróticas en Internet. El referido a PSV, los géneros y subgéneros son ilimitados. El desarrollo de estas categorías se puede ver aquí.

Consumo de pornografía según el sexo

Sorprende el porcentaje de mujeres (75%) que dicen consumir pornografía, ya que en otros estudios ese dato es bastante inferior, incluso mayor que los que proporcionan las propias webs porno que, por cierto, estarán encantadas porque uno de sus objetivos, en los últimos años, ha sido tratar de dar respuesta comercial y satisfacer ese nicho de mercado del 50% de la población que parecía remiso a utilizarla. En este sentido, la industria no para de producir y ofrecer productos más light, con menos dosis de violencia o esta es más difusa, con un marcado protagonismo de la mujer, tanto en tomar la iniciativa de la relación sexual, como en su desarrollo posterior. Aparentemente, ella es la que manda.

Algunos de los vídeos que nosotros hemos visionado sobre este extremo, mantienen sin embargo y en términos generales, los estereotipos clásicos: penes descomunales, chicas super atractivas, penetración bucal-anal-vaginal alternativamente, sin condón, eyaculación abundante y visible como protagonista… Incluso los títulos de esta serie de vídeos, no tienen ese carácter grosero y zafio, marcadamente violento y hasta ofensivo, que caracterizan a una buena parte de la producción.

Pero, bien, siguiendo con los porcentajes del consumo en razón del sexo, en concreto en la web porno más conocida, Pornhub, (calificada por la revista Forbes como la web porno más valiosa y visitada de Internet )considera a España, en su informe de 2021 “uno de los países más aficionados al cine pornográfico del mundo“, situándonos en el puesto número 11. Aunque estos datos son de parte interesada y, por tanto, no me ofrecen gran credibilidad, ese artículo señala que “ el término de búsqueda más recurrente es el de “lésbico”, también entre mujeres a nivel global y que la distribución de tráfico por géneros se compone de 38% mujeres y 62% hombres“.

También destacamos en tener un actor porno en el número 8 del ranking mundial, el famoso Jordi el niño polla (JNP).

No trato de comparar las dos aportaciones (los datos del estudio español con los que ofrece la plataforma pornográfica) porque, evidentemente son bien diferentes, tanto en la muestra, como en el intervalo de edad, las variables objeto de estudio, los objetivos, la metodología e incluso los intereses en su publicación. Tan solo apunto como un elemento a tener en cuenta, los datos de consumo que provienen de una y otra fuente.

Aunque conocemos más estudios sobre consumo de porno en jóvenes, que en adultos, en todos ellos predomina con claridad el mayor uso de hombres frente al de mujeres. Por ejemplo el de Save the Children en el que se constata que el porcentaje de chicos que consumen es del 81,6% y el de las chicas el 40,4%. Los chicos hablan de consumo prácticamente diario, mientras ellas se remiten a semanal o mensual. En otros países (Suecia, Australia, Canadá…) los porcentajes son superiores tanto en los chicos como en las chicas españolas.

Por cierto en ese estudio de Save The Children , se advierte que más del 70% de los/as jóvenes, creen que la pornografía es, a veces, violenta y que el 46,6% de los chicos afirman haber imitado alguna escena con su pareja, y en el 12,2% de los casos, lo han hecho sin consentimiento explícito y sin que a ella le parezca bien.

Siguiendo con esa encuesta española, y refiriéndonos a los hombres, prácticamente la totalidad de los mismos (95%), independientemente de su credo político o religioso, son usuarios del porno y un elevado número de mujeres afirman también consumirlo alguna vez (75%).

En cualquier caso manifestamos nuestra sorpresa (al tener en cuenta los datos de otros trabajos) por el alto porcentaje de mujeres que afirma consumir porno en el estudio del CIBERESP, aunque se hace referencia “al menos una vez”, circunstancia más comprensible .

Violencia sexual

En el estudio que nos ocupa en estas líneas, se menciona la probabilidad de sufrir violencia sexual, hecho este relevante y, en consecuencia, preciso considerarlo, porque, nada menos que el 59% de las chicas de entre 18 y 35 años que ven porno, ha sufrido alguna agresión a lo largo de su vida. Este porcentaje desciende al 28% en aquellas mujeres que no ven este tipo de representaciones audiovisuales.

Tan es así que la autora principal de trabajo, Belén Sanz-Barbero, en una entrevista a EL MUNDO, afirma de manera contundente que: “Consumir porno aumenta la probabilidad de sufrir violencia sexual en las mujeres y de ejercer violencia sexual, independientemente del sexo”.

Si quieres ver el artículo de EL MUNDO clica aquí.

Las autoras del documento consideran que “la prevalencia de la violencia sexual en personas adultas jóvenes es alta y afecta en mayor medida a las mujeres (49,9%) frente a los hombres (25,9%)”. Pues bien, si nos fijamos en el grupo de mujeres, esta prevalencia “es mucho mayor entre las que consumen porno (59%) que entre las que no lo hacen (28%)”.

Sin embargo, en el grupo de hombres entrevistados, la probabilidad de sufrir violencia sexual no cambia entre los dos grupos, tanto los que consumen pornografía, como los que no.

En el documento, siguiendo la entrevista citada, se pone de manifiesto una asociación entre el uso de la pornografía y la victimización en las mujeres, citando los 22 años, como edad de mayor riesgo: las chicas de esta edad consumidoras de porno “tienen mayor probabilidad de sufrir violencia sexual que las que no lo consumen” y que esa probabilidad “disminuye con la edad, pero solo para las que no ven porno”.

Si analizamos las diferentes formas de violencia sexual, se constata que independientemente del consumo de porno, las mujeres afirman haber sufrido tocamientos de sus genitales o pecho sin desearlo.

En el caso de las mujeres víctimas de agresiones sexuales, se advierte en otra reseña de EL UNIVERSAL que aquellas chicas consumidoras de pornografía “declararon hasta 4 veces más haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad cuando eran incapaces por estar bajo la influencia del alcohol y otras drogas o haber sido forzadas bajo amenazas o siendo sujetadas”. 

De los cuatro comportamientos sexuales analizados que conllevaban penetración, fueron señalados por el 27,3 % de las mujeres que consumen porno, tres veces más (9,7 %) que las que no lo consumen.

Este estudio destaca que, las mujeres participantes consumidoras de porno, afirmaron haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad, hasta 4 veces más, que las que se expusieron a esos estímulos sexuales. Y va más allá: “las personas que consumen porno tienen 2,4 más de probabilidad de agredir sexualmente a otras que las que no lo consumen”.

Respecto de los varones (independientemente de si han consumido porno o no) se afirma que “tienen una probabilidad tres veces mayor de perpetrar una agresión sexual que las mujeres”.

¿Hay vinculación entre consumo de porno y agresiones sexuales?

En la respuesta a esta pregunta, las investigadoras sugieren la posibilidad de que la mujer consumidora de pornografía “se exponga a determinados comportamientos que ve y después ve la violencia sexual que puede haber detrás de ellos; también es posible que tenga encuentros sexuales con parejas que consumen pornografía y por tanto haya mayor ejercicio de ella”.

Como he señalado, el interés por la violencia sexual ha sido una constante en mi trabajo. Tanto en diferentes artículos publicados como en mis libros TUS HIJOS VEN PORNO 1 Y 2, analizo en detalle la relación entre la violencia sexual y el consumo de películas sexuales, sean eróticas, pornoviolentas, educativas, terapéuticas o de otra naturaleza, considerándolo un factor de alto riesgo a la hora de involucrarse en una conducta sexual con algún tipo de violencia, si bien hay otros muchos factores que van a mediar en que se produzca o no la agresión.

Consejo final.

Como era de esperar, ya que es una recomendación de una buena parte de los investigadores mundiales que estudian estos temas, “las autoras remarcan la necesidad de poner en marcha programas de educación afectivo-sexual entre los y las jóvenes y fomentar una actitud crítica hacia el uso de la pornografía dada su asociación con la violencia sexual y con el sexismo”, reivindicación a la que me sumo y en la que llevo muchos años visibilizándola y demandando medidas concretas para su implementación, tarea que en España, parece ser una temeridad. La explicación a este retraso, incomprensible e inaceptable en una sociedad moderna y civilizada, ha sido analizada en mi libro: Sexo, poder, religión y política.

*) PornEducation para el finde, ¿te atreves?es una nueva propuesta, una más, a modo de campaña de sensibilización, que quiere ofrecer contenidos formativos por medio de artículos de divulgación, sobre sexualidad, educación sexual y pornografía, que se publicaran en este blog cada viernes, para leerlos y comentarlos el fin de semana con tranquilidad, con el hashtag:  #PornEducationParaElFinde

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