En los últimos meses diferentes medios de comunicación, webs digitales, canales de YouTube, revistas especializadas en salud y educación se han hecho eco de mi programa educativo sobre el consumo de porno violento en menores y jóvenes, de las que hemos informado convenientemente en este apartado de noticias, así como en el de vídeos de esta web. Es una gran satisfacción que mi trabajo genere ese interés y que llegue de manera más extensa a diferentes grupos de población a los que sería deseable sensibilizar acerca de esta problemática. Dado que este es mi propósito principal, atiendo a todas y cada una de las solicitudes de las que soy objeto.
Particular interés tienen para mí aquellos medios vinculado con la salud y con la educación, razón por la que destacamos las dos últimas realizadas: El Diario de la Educación y la revista digital V Disidente
En la primera de ellas, el periodista Fer Rodríguez, destaca de nuestra larga conversación, el siguiente titular «La sociedad ha dejado la educación sexual y afectiva de sus menores en brazos del porno violento» y se centra en la problemática de los abusos sexuales infantiles. Más en concreto muestra interés en conocer el alcance y las características de esta lacra. Nos pregunta:
¿Son comunes los casos de abuso sexual infantil en nuestro país? ¿Es un problema frecuente o es, por el contrario, excepcional? Y nuestra respuesta es que “No hay estudios suficientemente amplios y rigurosos, con muestras significativas, que señalen la prevalencia de los abusos sexuales infantiles. El propio grupo de edad ya presenta dificultades por la ley de protección de datos. La mayor parte de las veces hablamos de estimaciones, basadas sobre todo en denuncias, testimonios de profesionales… Otros trabajos hechos sobre adultos en los que informan de experiencias biográficas previas, oscilan entre un 25%-30% para mujeres y un 15%-20% para hombres que afirman haber sido víctima de algún tipo de abuso sexual. La mayoría son niñas y prácticamente la totalidad de los agresores son varones.
A lo largo de nuestra conversación desgranamos algunos aspectos de interés sobre este grave problema de salud y de sus consecuencias. Se interesa por la propuesta concreta que hacemos de la prevención en la familia de los abusos sexuales, a lo que contesto que “suelo enfatizar en la falta de una adecuada educación sexual y, en mi programa educativo “TUS HIJOS VEN PORNO”, propongo una serie de contenidos y ejercicios para desarrollar en casa de cara a la prevención de esta lacra, proponiendo que todos los niños y niñas sepan cuanto antes qué son los abusos sexuales, qué tipo de personas los cometen, qué circunstancias suelen rodear estas experiencias, los tipos de secretos y qué pautas de conducta hay que seguir posteriores al abuso sexual, entre otras cuestiones que abordamos con cuentos, libros documentales… A este programa lo he denominado “NO: ¡No quiero que me toques!”.
Los y las menores deben aprender a discriminar el trato cercano y amoroso de quienes les quieren y respetan y las diversas caricias y juegos sexuales y su intención a partir de libros, juegos, ejercicios y modelos audiovisuales. Estos aprendizajes deben incluir estrategias de conducta en las distintas interacciones, criterios de distinción entre el lenguaje verbal y el no verbal, distinción de los secretos, expresiones adecuadas, etc.
Si quieres leer la entrevista completa clica en este enlace.
La segunda revista uVe Disidente se interesa más en concreto por la problemática del consumo de pornografía violenta en nuestros menores. Se trata de una revista, que se define como un canal independiente de entrevistas e investigación, y que lleva a cabo las denominadas Entrevistas escritas.

De la extensa entrevista, destaco la siguiente pregunta y la correspondiente respuesta por mi parte:
¿Crees qué el porno es malo?
No se trata de hacer una categorización moral de si es malo o bueno. En primer lugar, creo que deberíamos cambiar el término pornografía. Yo hablo de películas sexuales eróticas y películas sexuales porno-violentas, que son dos mundos completamente opuestos y que, entre otros elementos diferenciales, destaco la violencia que es determinante. Creo que es un grave error, y una enorme irresponsabilidad, mezclar los miles de millones de vídeos porno que existen y meter en el mismo saco aquellos donde hay tortura sexual a una chica aniñada, como botón de muestra, con los que no tienen ningún tipo de violencia. Hacer esto supone blanquear los más violentos, diciéndole a los consumidores jóvenes y menores que todo es igual. Salvando las distancias, no es lo mismo que un menor tome una cerveza de 0, 2º de alcohol que un aguardiente de 60º. Ojalá no lo tomara, pero la mayoría lo va a hacer, nos guste o no.
Curiosamente, los grupos que están radicalmente a favor o radicalmente en contra de la pornografía, coinciden en este punto. De mezclar churras con merinas. Creo que, en realidad no le interesa lo más mínimo la salud de los menores sino tener una mayor cuota de poder y control ideológico.
Proponer estos y otros nuevos conceptos, ha despertado la ira de los/as inquisidores/as del Siglo XXI en las Redes Sociales y tengo que aguantar a diario insultos y descalificaciones de personas con déficits, entre otros, de información científica, que pretenden imponer su ideología y su propaganda caduca con muy malas artes. Los nicks anónimos facilitan su cobardía. Sorprende algunos/as que dicen estar en contra de la violencia y luego sus actitudes y comportamientos son extremadamente agresivos.
Cuesta creer en un cambio social cuando los que parecen insistir en ello tienen como bandera esos comportamientos. Yo con esta gente no voy ni a la vuelta de la esquina.
En cualquier caso, vayamos a lo importante: los menores van a ver pornografía, sí o sí, mientras existan webs porno. Y se estima en un número superior a los 500 millones de estas páginas. Por consiguiente, cuando estoy con ellos les digo con argumentos rigurosos, que es más saludable ver películas sexuales eróticas y que es muy contraproducente consumir aquellas que son violentas, que no lo hagan ni legitimen la violencia en la sexualidad, porque ambas están en las antípodas.
Les hago ver que la sexualidad es una hermosa parcela de la vida, que está vinculada con el placer, el bienestar, la salud y las emociones humanas positivas, razón por la que es incompatible con la agresión, que nunca está justificada en las relaciones amorosas.
Les insisto en que es una dimensión amorosa, saludable, divertida, tierna y placentera que tiene todo el sentido cuando se da en un entorno de deseo y acuerdo mutuo, afecto, respeto, libertad y corresponsabilidad en el placer con la otra persona, que me concierne, con la que empatizo. Y les subrayo lo de mutuo acuerdo.
Todo esto es invisible en el porno violento que impone un modelo de sexualidad completamente diferente. Y de todo esto tenemos que conversar con ellos y ellas.
Las agresiones sexuales a mujeres y menores me preocupan y por esa razón son un capítulo importante en mis libros tanto en su análisis como en su prevención.
Si quieres leer la entrevista completa de uVe Disidente que nos hace clica aquí