Tengo el placer de comunicarte que recientemente he sido nombrado Profesor colaborador honorífico por parte de la UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS, para impartir el PRIMER curso universitario que se hace en España y Latinoamérica sobre pornografía y educación sexual. (Aquí tienes más información sobre esta iniciativa pionera) Un título propio de Experto Universitario de este centro académico. Todo un maravilloso desafío. Un sueño conseguido.
Ya está abierta la convocatoria para el curso 2023-2024
Iniciamos una serie de tres breves artículos, sobre otros tantos aspectos que nos parece oportuno compartir con los/as lectores/as de este blog, que me he encontrado en los talleres realizados con padres, madres, profesionales y jóvenes, durante los últimos meses sobre el consumo de porno violento y otros riegos sexuales de Internet. (clica aquí si quieres conocer en que proyectos estamos llevando a cabo), denominados Talleres para madres y padres vergonzosos, con una duración variable de 2 a 12 horas.
Se trata de intervenciones dirigidas a aquellos progenitores que les da corte (vergüenza o simplemente no saben cómo hacerlo) hablar de estos temas con sus hijos/as. Por esa razón estas iniciativas pretenden animarlos a que lo hagan, sugiriéndole criterios, orientaciones y materiales educativos concretos, es decir capacitándoles para ello, bajo la premisa de que, si ellos no lo hacen, otros lo harán en su lugar, como les pasó a ellos cuando eran menores. Esos otros, en el momento actual, son sobre todo las Películas Sexuales Pornoviolentas (P.S.P) según la denominación que he propuesto en otras publicaciones.
Y, no hay duda, de que aprendo mucho de lo que me cuentan.
Son progenitores, mayoritariamente madres hecho que ya nos da una pista sobre la realidad del problema, que han decidido dedicar al menos un par de horas de su tiempo libre a escuchar a alguien que les va a hablar sobre un tema que les preocupa, circunstancia que sugiere que ya están sensibilizados. Se les da la oportunidad de preguntar antes del comienzo del taller, en el debate ulterior y con posterioridad al mismo.
Incluimos en el paquete aquellos que nos han formulado preguntas y consideraciones sobre el particular en las muy diversas conferencias online realizadas tanto para España como para Latinoamérica (clica aquí si quieres saber más).
Mi impresión general es que las familias sensibilizadas hacia esta problemática son una franca minoría, y que hay muchas que no la viven como próxima, es decir que de lo que hablamos puede pasar en otros hogares no en los suyos, o en todo caso que la ven muy lejana y que inclusive a ellos/as no les va a pasar. Incluso la preocupación de la “adicción a las pantallas” no parece ser una cuestión prioritaria en la mayoría de ellos.
He os observado algunas diferencias entre los “colegios ricos” y los “colegios pobres”, desarrolladas aquí, en dos artículos y entre las experiencias con cinco ikastolas de Navarra, que puedes conocer aquí.
El próximo día hablaremos de aquellos padres y madres, al parecer muy pocos que, aunque cansados, resisten como buenamente pueden a las imposiciones omnipresentes de nuestro mundo digital, a saber:
¿Hay que comprarle el móvil al hijo/a cuando ellos/as lo pidan? Porque cada vez es más generalizado y más precoz esa demanda. Y una vez tenga su móvil ¿pueda navegar sin control por las aplicaciones, escuchar canciones y videoclips con diferentes dosis de violencia y de violencia sexual o videojuegos similares, plataformas específicas, suscripciones al influencer del momento, o a algunas de las infinitas webs existentes?
Hay un interesante debate entre quienes son partidarios del uso de las pantallas, sin apenas controles, y quienes están en contra de dárselas a los menores.
Por otra parte, no olvidemos que vivimos en una sociedad hipersexual, con infinitos estímulos de esa naturaleza a diario en todos los medios de comunicación y en Internet. El sexo vende y se utiliza sin pudor para ello.
Temores y preocupaciones
Pues bien, en esta primera entrega, quiero trasladar algunos de los temores y preocupaciones que parecen presentar padres y madres sobre el consumo de porno violento de menores y jóvenes, todo ello desde un punto de vista muy general y como reflexiones personales.
Previamente, apuntamos un par de cuestiones:
a) Hay quienes piensan que sus hijo/as no ven películas sexuales de esas características, especialmente si son niñas, bien porque son muy pequeños (generalmente suelen referirse a menores de 10-12 años) porque no los han pillado (masturbándose, comprobando si hay manchas en las sábanas, o viendo películas sexuales), que no tienen edad para eso o que tienen una aplicación que controla las páginas web que visita en el ordenador, impidiendo el acceso a las que previamente se han elegido. Algunos incluso de admitirlo creerían en todo caso que es excepcional.
b) Reconocen que no hablan con sus hijo/as/as de estos temas específicos, ni tampoco de otras cuestiones relacionadas con la conducta sexual y que, muchos de ellos, no saben muy bien cómo hacerlo. La mayoría refieren su propia experiencia personal para justificar su inacción y, en el caso de tener hijos/as adolescentes, corroboran la dificultad de entablar algún tipo de conversación al respecto.

En el caso de encontrarlo algún día viendo porno, no sabrían cómo reaccionar y, seguramente, una parte de ellos no harían nada. Esta situación concreta es objeto de trabajo educativo práctico en los talleres a partir de analizar casos similares supuestos con diferentes alternativas conductuales, que habrán de considerarse a partir de las ventajas e inconvenientes que pueden producir cada una de ella. Amable lector/a: ¿Qué harías si encontraras a tu hijo viendo películas sexuales?
¿Cuáles son los cuatro temores más frecuentes?
1. Aunque hay algunos padres, habitualmente varones, que considerarían normal que sus hijos vean porno, bien porque eso le abrirá los ojos a la realidad (que tienen que foguearse y no se debe coartar su libertad) o bien porque creen no tiene efectos perjudiciales significativos; sin embargo, encontramos un buen número de familias que tienen miedo a que ese consumo se convierta en una adicción y que quiera cada día más.
2. Que ese consumo, si es excesivo, pudiera afectar a su comportamiento cotidiano, es decir que tienda a aislarse y obsesionarse con el sexo, hechos que pudieran afectar a su salud.
Es difícil precisar que se entiende por excesivo, pero se suelen referir a verlo con frecuencia, incluso a diario.
3. Que esa exposición frecuente pudiera condicionar su vida sexual en el futuro (insatisfacción sexual, masturbación compulsiva, sin control, o bien otras conductas sexuales patológicas y parafílias).
4. Que pudiera afectar a sus relaciones de pareja futuras.
Entendemos que estas cuatro preocupaciones son muy razonables, diríamos de sentido común, ya que hay evidencias científicas suficientes como para considerarlas importantes riesgos de salud.
Muchos padres y madres no son conscientes de la necesidad de hablar con sus hijos e hijas de todas estas cuestiones que tienen que ver con la sexualidad y la pornografía cuantos antes, agobiados por preguntas de este tipo: ¿Qué decirles? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿De qué hablarles? ¿Cuántas veces? ¿Y si no preguntan? etc. lo que conlleva a abandonar el diálogo. En mi programa TUS HIJOS VEN PORNO, explico todo ello con amplitud y subrayo las consecuencias de repetir el bucle del silencio de generación tras generación, así como la necesidad de formarse y actualizar sus conocimientos.
En este segundo artículo seguiré hablando de todo esto, porque la formación de padres y madres es, a mi juicio, prioritaria y fundamental. Hasta entonces.
NOTA: Las fotos de Pilarín Bayés corresponden a la serie de 5 libros de educacion sexual publicados en euskera, castellano y gallego de nuestro programa de educacion sexual. Clica aquí si quieres conocer todos nuestros libros publicados.